Lidia Papaleo, principal testigo del gobierno argentino en su acusación contra los periódicos La Nación y Clarín de adueñarse de Papel Prensa en complicidad con la dictadura en 1976, dijo que teme por su vida y pedirá ser incluida en un programa de protección de testigos.
“Sé que los poderes aún de ciertos grupos son muy grandes (…)”, dijo.
“Creo que no tengo miedo a un secuestro, considero que la Justicia y sus habeas corpus hoy serían recibidos. Esa seguridad jurídica la siento. No me van a desaparecer, pero sí creo que puedo tener un accidente. No salgo sola, miro por la calle”, dijo Papaleo en una entrevista que concedió tras 34 años sobre el caso Papel Prensa al periódico oficialista Tiempo Argentino.
La semana pasada, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner presentó un voluminoso informe en el que asegura que la venta de Papel Prensa, la única fabricante de papel de periódicos del país, fue vendida bajo presiones y amenazas a La Nación, Clarín y La Razón en complicidad con el régimen de facto.
Los periódicos negaron rotundamente las acusaciones, que también fueron criticadas por organismos de prensa internacionales como la Sociedad Interamericana de Prensa, como un intento del gobierno de controlar la prensa independiente de Argentina.
No obstante, Papaleo reiteró en la entrevista que firmó el traspaso de Papel Prensa a los periódicos “bajo presión”, y amenazas de muerte.
Su marido, David Graiver –ex propietario de Papel Prensa- murió en un accidente en 1976, meses antes de que se vendiera la fábrica. Papaleo cree que lo asesinaron.
“(…) Murió de la forma más estúpida, contra un cerro, con un avión al que no le andaba el altímetro. Además, días antes, un hombre mexicano Gabriel Alarcón muy poderoso que tenía un diario (El Heraldo), le dice a David: ‘Tu debes vender Papel Prensa, porque te va a costar la vida’”.
Consultada acerca de por qué matarían a su marido por Papel Prensa, dijo que la fábrica “significaba tener el monopolio del papel en el país, si no era manejado correctamente. La intención de David no era la de un monopolio, y por eso la forma en que él distribuye las acciones”.
Tras la muerte de David Graiver, Papaleo dijo que comenzó a recibir amenazas, y que la mano derecha de su marido (Jorge Rubinstein) vivió “milagrosamente” a un accidente de tránsito que, a su juicio, también fue un atentado.
Meses después de la venta de Papel Prensa, Papaleo fue detenida y torturada por la dictadura argentina. Pero según Clarín y La Nación, no fue detenida en relación a la fábrica sino por supuestos vínculos de la familia con la organización guerrillera Montoneros.
El día después de que el gobierno argentino presentara su acusación, el cuñado de Papaleo, Isidoro Graiver (quien condujo la operación de venta de Papel Prensa), publicó una solicitada en Clarín y La Nación donde aseguró que la venta se concretó en plena libertad y sin amenazas.
A su vez, la hija de Lidia Papaleo, María Sol, pidió ser desvinculada del tema Papel Prensa. Y aseguró que hace tres años no mantiene “vínculo alguno con ningún miembro de la familia Papaleo”.
Lidia Papaleo dijo en la entrevista que la solicitada que presentaron “fue algo terriblemente doloroso”, y que su hija “probablemente” la publicó porque “está manejada por sentimientos muy controvertidos que hacen que sus comportamientos se conviertan en inexplicables”. En el caso de Isidoro, dijo que lo hizo “por dinero”.
El caso de Papel Prensa agravó la ya deteriorada relación entre el gobierno argentino y algunos medios de prensa del país, en particular Clarín.
Y la polémica seguirá ahora que el gobierno presentó ante el Congreso un proyecto de ley que declararía “de interés público” la producción, distribución y comercialización de papel para periódicos, una medida que la oposición rechaza.