Nunca se había desenvuelto en el terreno de la política, pero ahora el teniente general de las fuerzas armadas de EE.UU. Ricardo Sánchez, ex comandante de las tropas de la coalición internacional en Irak, aspira a ser electo senador en el estado de Texas.
Hijo de mexicanos, nacido en Río Grande City, Sánchez dijo que podría convertirse en una voz de los pobres y de la clase media del país si los votantes lo eligen para ocupar el escaño que quedará vacante en el estado con la salida de la senadora republicana Kay Baily Hutchison.
Sánchez dijo que “hay una carencia de liderazgo en el sistema político” y que son realmente las clases medias y bajas las que “entienden los desafíos económicos que enfrentamos en Estados Unidos”.
Luego de un discurso ante un grupo que promovía becas escolares para los hispanos en Austin, Texas, el aspirante señaló que su campaña electoral se centrará en los asuntos económicos, el empleo, la educación y los servicios sociales.
Los demócratas cuentan con la candidatura de Sánchez, quien planea abrir su oficina de campaña en la ciudad de San Antonio, para romper con el dominio que ha mantenido hasta ahora el partido republicano en los cargos electos en el estado de Texas.
Aunque Sánchez negó haber tenido alguna responsabilidad en los abusos revelados en 2004 en la prisión de Abu Ghraib en Irak, y de los que el ejército lo exoneró, el general culpó al escándalo de su retiro dos años después de las fuerzas armadas, algo que podría pesar como un asunto sensible en su campaña electoral.
Otro obstáculo que enfrenta el aspirante tiene que ver con la recaudación de fondos, en una campaña que podría exigirle decenas de miles de dólares para poder enfrentar a los candidatos republicanos, entre ellos el ex alcalde de Dallas Tom Leppert, el ex procurador de Texas Ted Cruz y el acaudalado vicegobernador David Dewhurst.