Asistentes y personal de campaña del candidato republicano Donald Trump se sienten cada vez más frustrados por su aparente incapacidad de mantener un mensaje y una estrategia coherentes, según fuentes cercanas a la campaña.
Los reportes indican que sus allegados están molestos por una serie de errores y controversias en que se ha visto involucrado el candidato, incluyendo la continua batalla con Khizr Khan, el padre musulmán de un soldado muerto en Irak en 2004.
El martes las controversias se multiplicaron luego que Trump dijera al periódico The Washington Post que no va a respaldar las candidaturas de dos de los principales legisladores republicanos, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y el senador por Arizona, John McCain, quienes buscan reelegirse.
El reportero del New York Times John Harwood dijo en Twitter que supo por un aliado del gerente de campaña de Trump, Paul Manafort, que éste ya ni siquiera “cuestiona” al candidato y la moral del personal se ha venido abajo, lo cual describió como “suicida”.
El comportamiento de Trump también provocó que la prominente ejecutiva californiana de la industria tecnológica, Meg Withman, una donante republicana, anunciara que apoyará –incluso financieramente—a Hillary Clinton porque piensa que Trump es “un demagogo deshonesto”.
El analista y estratega republicano, Danny Vargas, afirmó en entrevista con la Voz de América que todo este panorama anticipa que el Partido Republicano está frene a un momento difícil.
"Cada cierto tiempo todos los partidos pasan por este proceso en el que que tienen que replantear su futuro, reevaluar sus perspectivas y mantener los principios que los guían", dijo Vargas.
Su anuncio tuvo lugar horas después de que el presidente Barack Obama tomara el paso sin precedentes para un mandatario en funciones de denunciar a un candidato presidencial, al decir que Trump “no es apto para servir” como comandante en jefe y criticar a los líderes republicanos por solo distanciarse de los comentarios de Trump, pero sin dejar de apoyarlo.
En una respuesta típica, Trump tuiteó que Obama “se va a ir como probablemente el peor presidente en la historia de Estados Unidos”.
Para terminar el día, el magnate añadió otra controversia a la lista cuando aceptó un Corazón Púrpura, una medalla que se otorga a los soldados heridos en combate o de manera póstuma a los muertos en combate, de manos de un teniente coronel retirado que intentaba mostrarle confianza en él durante un mitin en Ashburn, Virginia.
Trump, quien ha dicho sentirse arrepentido por nunca haber servido en el ejército respondió diciendo: “siempre había querido tener un Corazón Púrpura. Esto fue mucho más fácil”.
Un portavoz de la Orden Militar de los Corazones Púrpura, John Bircher, dijo a la cadena CBS que “es absolutamente horrible que alguien pueda llevar o tener un Corazón Púrpura al cual no tiene derecho”.
“Donald Trump no se ganó un Corazón Púrpura y no existe una “forma fácil” de ganarlo. No creo que tenga idea de lo que significa esa medalla”, añadió.
Colaboración con la entrevista de esta crónica de Gioconda Tapia Reynolds