El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que podría levantar las sanciones a Rusia impuestas por Barack Obama, en caso de que el gobierno de Vladimir Putin colabore en el enfrentamiento ante el autodenominado Estado Islámico.
Trump también sugirió que podría no respetar la política de "una sola China", la cual no reconoce la independencia de Taiwán, a menos que Pekín mejore su política comercial y cambiaria.
El republicano declaró que mantendrá intactas, "al menos por un periodo de tiempo", las sanciones que en diciembre impuso el presidente Barack Obama a Rusia debido a los supuestos ciberataques que tuvieron una influencia en el resultado de las elecciones en los Estados Unidos.
Pero aclaró que si Rusia ayuda a Estados Unidos en objetivos clave como la lucha contra los yihadistas, el magnate sugirió que podía anular dichas medidas.
También explicó que está preparando una reunión con el presidente ruso Vladimir Putin tras su investidura el 20 de enero.
En cuanto a la práctica estadounidense de no reconocer diplomáticamente a Taiwán, Trump aseguró: "Todo es negociable, incluida la política de una sola China".
El presidente electo ya disgustó al régimen de Pekín aceptando una llamada telefónica de felicitación del presidente de Taiwán Tsai Ing-Wen, tras ganar la elección.
Una decisión que ya el propio Trump defendió: "El año pasado les vendimos material militar por valor de 2.000 millones de dólares. Podemos venderles 2.000 millones de dólares del material militar más sofisticado pero no se nos permite aceptar una llamada. Antes que nada, habría sido muy grosero no aceptar esa llamada".
Pekín considera la isla de Taiwán como una provincia secesionista que debe regresar bajo su control, por la fuerza si es necesario.
Trump amenazó con reaccionar duramente a lo que considera como injustas prácticas comerciales chinas y sugirió que la política de "una sola China" puede ser moneda de cambio para otras cuestiones.