El ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, asegura que el gobierno de su país ha puesto su mirada en América Latina con tal de estrechar lazos en esta región, ahora que se cumple un año de la invasión rusa en Ucrania, y así hacer frente a la influencia del Kremlin sobre algunos países latinoamericanos.
“Este año estaremos trabajando mucho más en nuestro compromiso con América Latina”, prometió el canciller ucraniano durante una reunión virtual con periodistas latinoamericanos organizada por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a la que ha asistido la Voz de América.
“Ucrania está ansiosa por desarrollar lazos políticos, económicos, culturales y humanitarios más profundos con América Latina y la región del Caribe”, manifestó el alto funcionario admitiendo que “durante demasiado tiempo” la política exterior liderada por el presidente Volodymyr Zelenskyy “se dirigió principalmente a nuestros aliados tradicionales en Europa y América del Norte”.
Compromiso con América Latina y el Caribe
Según Kuleba, el ejecutivo ucraniano ha empezado a forjar esas relaciones con “decenas de socios latinoamericanos” durante este primer año de conflicto bélico y destaca, por ejemplo, la visita del presidente guatemalteco Alejandro Giammattei a la capital ucraniana.
“En julio recibimos en Kiev al presidente de Guatemala, quien se convirtió en el primer líder latinoamericano en visitar Ucrania desde el comienzo de la agresión a gran escala de Rusia. También algunas delegaciones parlamentarias de Chile y México visitaron Ucrania y tuvieron la oportunidad de ver con sus propios ojos las consecuencias de la invasión”, recordaba.
Con todo, insiste en que uno de los objetivos marcados por Zelenskyy es el de “elaborar un nuevo enfoque para desarrollar las relaciones de Ucrania con su región”. “Actualmente estamos finalizando nuestra primera estrategia de política exterior latinoamericana, un documento integral que abarca todas las esferas y define metas y objetivos claros para nuestra política exterior de cara a los próximos años”, ha avanzado.
Entre los objetivos, subraya, hay “un plan ambicioso para expandir nuestra presencia diplomática en la región” de habla hispana. “Hemos visto el apoyo de América Latina, por ejemplo, a una serie de resoluciones dentro de la ONU (Naciones Unidas) y otras organizaciones internacionales apoyadas por la gran mayoría de países latinoamericanos”, dice.
La influencia rusa en la región
Este acercamiento con las naciones latinoamericanas sería una estrategia de Zelenskyy para minimizar la influencia de Rusia en la región. De hecho, Estados Unidos ha advertido en varias ocasiones sobre la creciente influencia del Kremlin en esta zona del continente americano a través de una “agresiva expansión”.
Según la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la General Laura Richardson, el gobierno de Vladimir Putin “busca mantener abiertas sus opciones y mantener relaciones” en los países sudamericanos, en concreto en Cuba, Venezuela y Nicaragua, en un momento especialmente delicado por la invasión rusa.
El año pasado, un mes después de que se produjera el inicio de la guerra, la alta funcionaria de Defensa recordó ante una comisión del Senado de EEUU que el viceprimer ministro ruso Yuri Borísov visitó esos tres países mencionados anteriormente justo antes de que se iniciaran las operaciones militares en Ucrania.
Además, el gobierno estadounidense sostiene que Cuba, Venezuela y Nicaragua “mantienen estrechos vínculos con Rusia y ofrecen a Putin un punto de apoyo en nuestro hemisferio”.
La postura mayoritaria de América Latina
Pese a las intenciones del Kremlin para aumentar su influencia en la región, el ministro Kuleba celebró la postura adoptada por muchos de los países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que han expresado enérgicamente su rechazo frontal a las acciones del presidente ruso en la guerra en Ucrania. “Privar a Rusia de su estatus de observador en la OEA en abril de 2022 también fue un paso muy importante”, ha dicho.
Como portavoz del gobierno de Ucrania, Kuleba dice estar “agradecido” por la asistencia humanitaria que algunos países latinoamericanos han brindado, ya sea como naciones receptoras de refugiados o con material de primera necesidad, algo que, según él, “es una ayuda real para nuestros ciudadanos”.
“La victoria es posible”
A pesar de todas las acciones exhibidas por muchos de los gobiernos latinoamericanos, cree que “se puede hacer más para detener la agresión rusa”, que, a su juicio, tiene consecuencias globales”.
“No se trata solo de Ucrania. Al atacar a nuestro país de una manera tan brutal e ilegal, Rusia socavó la estabilidad mundial y los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas. Todos los agresores potencias de todo el mundo están siguiendo de cerca si Rusia podrá salirse con la suya porque si lo hace, sabrán que también puede seguir su ejemplo”, avisa.
Ante amenaza, y convencido de que “la victoria es posible”, el responsable de la cartera de Exteriores ucraniano recalca que “lo mejor para nuestros socios latinoamericanos es apoyar a Ucrania y garantizar que la agresión rusa fracase” con tal de que se “restablezca una paz justa y duradera”.
Toque de atención a El Salvador
Sin embargo, lamenta la posición de “neutralidad” que han adoptado algunos países de la región, entre ellos El Salvador. Su presidente Nayib Bukele se abstuvo de apoyar la resolución de la ONU y ha guardado silencio durante todo este tiempo de conflicto.
“Hay muchos matices de neutralidad, como hemos visto durante el último año. En algunos casos, los países adoptan una posición neutral sobre la condena, porque dicen que quieren ser amigos tanto de Rusia como de Ucrania. Otros condenan y votan a favor de las resoluciones de la Asamblea General de la ONU condenando la agresión, pero dicen que no van a hacer nada más, ni van a dar ni a vender armas. En cambio, podemos ayudarlo con ayuda humanitaria. Y claro, hay países que no hacen nada, literalmente”, expone.
Por eso, cree que un “país ha tomado un lado equivocado” en el momento en el que “ni siquiera puede condenar abiertamente un acto de agresión de Rusia contra Ucrania, un acto que pasará a los libros de texto de historia y derecho internacional como el caso más obvio y aparente de agresión armada”.
“Ese país está de acuerdo en que las fronteras se pueden cambiar por la fuerza. Este país está de acuerdo en que (un país) que es más fuerte puede tratar de imponer su voluntad a alguien que es más débil”, dice aclarando que “afortunadamente hay muy pocos países” que hayan adoptado esa postura.
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