Cientos de miles de manifestantes pro y antigubernamentales desbordan las calles de El Cairo este miércoles, mientras el ejército sacó los tanques a las calles y prohibieron los viajes al presidente Mohamed Morsi y al liderazgo de la Hermandad Musulmana, e incluso, según un vocero de la Hermandad Musulmana el mandatario está incomunicado.
El gobierno de Estados Unidos se manifestó “muy preocupado” sobre la situación en Egipto, según una declaración emitida por la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki en declaraciones a la prensa.
A la misma vez, el gobierno estadounidense indicó a través de la portavoz del Departamento de Estado que no podía confirmar si se estaba desarrollando un golpe de Estado.
“Estamos… seguimos muy preocupados por lo que estamos viendo en el terreno” en Egipto dijo Psaki.
Según informan los medios locales el alto mando del ejército egipcio sostuvo una reunión con líderes religiosos, estudiantiles y políticos y se esperaba que hicieran algun tipo de anuncio cuando esta terminara.
El presidente Morsi fue electo el año pasado y la actual crisis significa un duro golpe para la Hermandad Musulmana que ve esfumarse el apoyo popular tras ganar las elecciones el año pasado.
El diario estadounidense The New York Times informó que la reunión es para discutir el nuevo gobierno provisional y que los tanques que el ejército ha sacado a la calle se acercan al palacio presidencial.
También se ha verificado que fuerzas militares en vehículos blindados arribaron a la televisión estatal ubicada en el centro de El Cairo tomando control de las instalaciones..
El acorralado mandatario se había negado a entregar el poder y a última hora anunció algunas concesiones que fueron rechazadas rápidamente por los manifestantes.
El vocero de la Hermandad Musulmana, Geha Haddad, dijo en una entrevista en CNN que había perdido comunicación con Morsi y que no sabía dónde estaba.
El funcionario expresó su temor de que las fuerzas de seguridad dispersen las manifestaciones de los partidarios de Morsi en forma violenta.
A las 5 de la tarde, hora local, cuando se cumplió el plazo, los opositores a Morsi lanzaron fuegos artificiales y ondearon banderas al correr el rumor no confirmado de que Morsi y su gabinete habían sido puestos bajo arresto domiciliar.
Las luces, los gritos, los cantos y las banderas se repitieron una y otra vez.
Los seguidores del presidente chocaron el martes por la noche y madrugada de miércoles con los manifestantes en las afueras de la Universidad del Cairo, donde se reportaron al menos 23 muertos y más de 200 heridos.
La violencia siguió a un encendido discurso de 45 minutos de Morsi que en cadena nacional se comprometió a continuar “el proceso democrático” que lo llevó al poder, advirtiendo que cualquier intento de subvertir la constitución era “inaceptable”.
El mandatario se había reunido a tempranas horas del martes con su ministro de defensa Abdel Fatah al-Sissi, en un aparente intento por llegar a un acuerdo, pero el discurso dejó claro que los esfuerzos por encontrar terreno común han fracasado hasta ahora.
Siete miembros del gabinete de Morsi han renunciado en los dos últimos días, incluyendo al ministro de Relaciones Exteriores, al igual que un gobernador, un asesor militar y dos voceros de la presidencia.
El partido salafista, que tiene el segundo bloque más grande de legisladores en el parlamento, se distanció también de Morsi, diciendo que apoyaban a los manifestantes y los llamados de elecciones adelantadas.
La Hermandad Musulmana a la que pertenece el presidente ha advertido que no se irá calladamente si se le quita la presidencia a Morsi.
El presidente estadounidense Barack Obama ha sido cauto en expresar su opinión sobre la situación en Egipto, limitándose a decir que Estados Unidos no apoya una persona específica sino el proceso demócratico.
El gobierno de Estados Unidos se manifestó “muy preocupado” sobre la situación en Egipto, según una declaración emitida por la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki en declaraciones a la prensa.
A la misma vez, el gobierno estadounidense indicó a través de la portavoz del Departamento de Estado que no podía confirmar si se estaba desarrollando un golpe de Estado.
“Estamos… seguimos muy preocupados por lo que estamos viendo en el terreno” en Egipto dijo Psaki.
Según informan los medios locales el alto mando del ejército egipcio sostuvo una reunión con líderes religiosos, estudiantiles y políticos y se esperaba que hicieran algun tipo de anuncio cuando esta terminara.
El presidente Morsi fue electo el año pasado y la actual crisis significa un duro golpe para la Hermandad Musulmana que ve esfumarse el apoyo popular tras ganar las elecciones el año pasado.
El diario estadounidense The New York Times informó que la reunión es para discutir el nuevo gobierno provisional y que los tanques que el ejército ha sacado a la calle se acercan al palacio presidencial.
También se ha verificado que fuerzas militares en vehículos blindados arribaron a la televisión estatal ubicada en el centro de El Cairo tomando control de las instalaciones..
El acorralado mandatario se había negado a entregar el poder y a última hora anunció algunas concesiones que fueron rechazadas rápidamente por los manifestantes.
El vocero de la Hermandad Musulmana, Geha Haddad, dijo en una entrevista en CNN que había perdido comunicación con Morsi y que no sabía dónde estaba.
Según informa la agencia de noticias Reuters, Essam El-Haddad, el asesor de seguridad nacional del presidente Morsi, dijo este miércoles 3 de julio que se estaba desarrollando un "golpe militar”.
El funcionario expresó su temor de que las fuerzas de seguridad dispersen las manifestaciones de los partidarios de Morsi en forma violenta.
A las 5 de la tarde, hora local, cuando se cumplió el plazo, los opositores a Morsi lanzaron fuegos artificiales y ondearon banderas al correr el rumor no confirmado de que Morsi y su gabinete habían sido puestos bajo arresto domiciliar.
Las luces, los gritos, los cantos y las banderas se repitieron una y otra vez.
Los seguidores del presidente chocaron el martes por la noche y madrugada de miércoles con los manifestantes en las afueras de la Universidad del Cairo, donde se reportaron al menos 23 muertos y más de 200 heridos.
La violencia siguió a un encendido discurso de 45 minutos de Morsi que en cadena nacional se comprometió a continuar “el proceso democrático” que lo llevó al poder, advirtiendo que cualquier intento de subvertir la constitución era “inaceptable”.
El mandatario se había reunido a tempranas horas del martes con su ministro de defensa Abdel Fatah al-Sissi, en un aparente intento por llegar a un acuerdo, pero el discurso dejó claro que los esfuerzos por encontrar terreno común han fracasado hasta ahora.
Siete miembros del gabinete de Morsi han renunciado en los dos últimos días, incluyendo al ministro de Relaciones Exteriores, al igual que un gobernador, un asesor militar y dos voceros de la presidencia.
El partido salafista, que tiene el segundo bloque más grande de legisladores en el parlamento, se distanció también de Morsi, diciendo que apoyaban a los manifestantes y los llamados de elecciones adelantadas.
La Hermandad Musulmana a la que pertenece el presidente ha advertido que no se irá calladamente si se le quita la presidencia a Morsi.
El presidente estadounidense Barack Obama ha sido cauto en expresar su opinión sobre la situación en Egipto, limitándose a decir que Estados Unidos no apoya una persona específica sino el proceso demócratico.