“Venezuela es hoy el país más desigual de Latinoamérica. En la medida en que se multiplican los lujos para unos pocos, se estancan o reducen las oportunidades de la gran mayoría de los venezolanos”, tuiteó el pasado 15 de mayo el dirigente opositor venezolano Julio Borges.
Borges, excomisionado para las relaciones exteriores del Gobierno de Juan Guaidó, exdiputado y fundador del partido Primero Justicia, remitía a su columna del mismo día en Infobae, titulada “¿Para quién se arregló Venezuela?”.
El texto cita a su vez el policy brief “¿Venezuela se arregló?: Tendencias recientes en la distribución del ingreso”, liderado por el economista Omar Zambrano, sobre el aumento de la desigualdad en el país en 2021. En línea con el documento, Borges concluye que “Venezuela se está arreglando, pero solo para unos pocos”, y que ese año “se ubicaba como el país más desigual de Latinoamérica”.
Recuperación desigual
El estudio, que el centro de estudios de políticas públicas Anova había publicado el 6 de mayo, repasa primero que Venezuela “ha empezado a mostrar señales de recuperación parcial en ciertas (limitadas) capas de su maltrecho tejido productivo” tras ocho años de recesión. Ese “renacer” partiría de la dolarización progresiva, del relajamiento de los controles a la actividad privada y la apertura de aduanas para importar ciertos bienes. Sin embargo, el documento después señala la poca participación en el mercado laboral, los bajos salarios y la insuficiencia de las remesas.
Con cálculos a partir de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), que la Universidad Católica Andrés Bello lidera desde 2014 por falta de datos oficiales, el estudio saca cuatro hallazgos para un estudio más amplio del Banco Interamericano de Desarrollo. Primero, “el ingreso de los más pobres no se está recuperando” y la tasa de crecimiento del decil más rico fue de 91 %, mientras que la del más pobre fue de -11 %. También que “solo el 10 % más rico de la población mejoró su posición” respecto al promedio de la economía y que “los indicadores globales de desigualdad se están deteriorando abruptamente”.
Sobre esta última conclusión, los investigadores apuntan que el coeficiente de Gini —el más común para medir la desigualdad de ingresos, donde 0 refleja igualdad absoluta y 1 o 100 desigualdad total— “aumentó en 7,4 puntos porcentuales entre 2020 y 2021, para ubicarse en 65,2”. “Con estas cifras, Venezuela se ubica entre los países más desiguales de Latinoamérica”, sostienen.
En efecto, tanto el 65,2 que apunta el estudio como el 56,7 en la propia Encovi de 2021 superarían los datos de 2020, los más recientes en conjunto, del resto de países latinoamericanos que clasificaron el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, Gráfico I.5).
En los 12 del primero encabezan la lista Colombia (54,2), Costa Rica (49,3) y Brasil (48,9%), y entre los 15 del segundo lo hacen Colombia (55), Brasil (52) y Panamá (51). Además, el promedio que saca la Cepal es de 49, y la estadística oficial de Colombia para 2021 fue de 52,3, también por debajo de Venezuela.
Desigualdad en perspectiva
Según el informe regional de desarrollo humano de 2021 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), América Latina se mantenía como la segunda región más desigual del mundo, después del África subsahariana. La desigualdad de ingresos, además, apenas se redujo en cada año después de que los hogares pagaran impuestos y recibieran transferencias del Gobierno, en contraste con Europa.
Desde la percepción ciudadana, Venezuela fue el sexto país donde mayor porcentaje de encuestados (84 %) “creen que su país está gobernado en beneficio de los intereses de unos pocos” y el segundo (57 %) que señala al Gobierno como el grupo más poderoso, muestra el informe con datos del Latinobarómetro.
En septiembre del año pasado, un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo sobre 10 países, sin incluir a Venezuela, ya mostraba cómo la pandemia aumentaba la desigualdad de ingresos en la región. No obstante, aunque indicadores como Gini permiten comparar esas brechas, pueden ser similares entre países con diferentes niveles de ingresos y grados de desarrollo, como Colombia, Costa Rica o Brasil.
Pero la desigualdad también se mide en otros frentes, como el acceso a servicios u oportunidades. El Global Gender Gap Report del Foro Económico Mundial, por ejemplo, considera subíndices sobre las diferencias entre hombres y mujeres en educación, salud, participación económica y empoderamiento político.
En su edición de 2021, Venezuela se sitúa en el puesto 91 entre 156 países, de América Latina solo supera a Brasil y Guatemala y destaca en los dos primeros subíndices. Sin embargo, el índice no compara la situación de las mujeres entre países, sino frente a los hombres en cada uno.
En el caso venezolano, la economía en conjunto se contrajo un 80 % desde 2013 hasta la reciente recuperación, que la firma Ecoanalítica proyecta en un 8% para este año. La Encovi de 2021, por su parte, muestra que en Venezuela había entonces un 94,5 % de pobreza, 76,6 % de pobreza extrema y 65,2 % de pobreza multidimensional, que considera educación, vivienda, empleo y servicios, además de ingresos.
Mientras tanto, el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición se reunieron esta semana para reactivar las conversaciones en México. Estados Unidos, a su vez, suavizó algunas sanciones a Venezuela, entre otras, sobre el sector petrolero, protagonista en su PIB, con el permiso para negociar a la empresa Chevron, la única estadounidense en territorio venezolano.
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