Dos nuevas víctimas de las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro empañaron las masivas manifestaciones de opositores y oficialistas realizadas el sábado, que en su mayor parte, habían sido pacíficas.
Un estudiante de 23 años murió de heridas en la cara cuando la Guardia Nacional dispersó una manifestación opositora en el municipio de San Diego, estado central de Carabobo.
Según el gobierno, la otra víctima fue un trabajador que viajaba de regreso a su casa el viernes por la noche en su motocicleta, cuando fue degollado por un cable puesto en una barricada improvisada.
Las autoridades también informaron de más de un centenar de heridos en medio de enfrentamientos a tiros, palos y piedras entre opositores y adversarios y por la intervención de las fuerzas de seguridad.
En Caracas, los opositores se congregaron en la plaza de Altamira, un tradicional baluarte de las protestas contra el Gobierno en el este de la ciudad, tras la celebración de un mitin cerca del lugar en el que dieron discursos los principales líderes de la oposición.
Pero al atardecer del sábado, cuando ya terminaba la marcha, policías antimotines dispararon gases lacrimógenos mientras los estudiantes respondieron con piedras, en una escena que se ha repetido en días anteriores.
Los manifestantes denunciaron haber sido atacados por policías bolivarianos cuando ya iban caminando a sus casas al final de la concentración. Algunos aseguraron haber sido golpeados o blanco de los perdigones disparados por la policía.
El dirigente opositor y ex candidato presidencial, Herinque Capriles, hizo un llamado para mantener las protestas de calle, pero sin exponerse en las noches a los ataques de paramilitares, y retirando los bloqueos de las calles porque dijo que generan caos.
Un estudiante de 23 años murió de heridas en la cara cuando la Guardia Nacional dispersó una manifestación opositora en el municipio de San Diego, estado central de Carabobo.
Según el gobierno, la otra víctima fue un trabajador que viajaba de regreso a su casa el viernes por la noche en su motocicleta, cuando fue degollado por un cable puesto en una barricada improvisada.
Las autoridades también informaron de más de un centenar de heridos en medio de enfrentamientos a tiros, palos y piedras entre opositores y adversarios y por la intervención de las fuerzas de seguridad.
En Caracas, los opositores se congregaron en la plaza de Altamira, un tradicional baluarte de las protestas contra el Gobierno en el este de la ciudad, tras la celebración de un mitin cerca del lugar en el que dieron discursos los principales líderes de la oposición.
Pero al atardecer del sábado, cuando ya terminaba la marcha, policías antimotines dispararon gases lacrimógenos mientras los estudiantes respondieron con piedras, en una escena que se ha repetido en días anteriores.
Los manifestantes denunciaron haber sido atacados por policías bolivarianos cuando ya iban caminando a sus casas al final de la concentración. Algunos aseguraron haber sido golpeados o blanco de los perdigones disparados por la policía.
El dirigente opositor y ex candidato presidencial, Herinque Capriles, hizo un llamado para mantener las protestas de calle, pero sin exponerse en las noches a los ataques de paramilitares, y retirando los bloqueos de las calles porque dijo que generan caos.
El Gobierno también vinculó otras dos muertes con las protestas: la de una mujer que sufrió un ataque cardíaco pero tardó en llegar al hospital por una barricada en Caracas y la de un fiscal que se estrelló con su coche esquivando un piquete opositor.