El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo BID, Luis Alberto Moreno, propone un “reseteo” de las economías latinoamericanas para sobrevivir a la crisis generada por la pandemia de COVID-19.
Acelerar la revolución digital para reemplazar los trabajos que no volverán, es otra de sus propuestas. Moreno considera además que los países con problemas migratorios deben ser más creativos porque el fenómeno se va a agudizar, generando una carga adicional para las economías y su proceso de reactivación.
Sobre Venezuela advirtió que ni con toda la ayuda de los organismos multilaterales, alcanzarían los recursos para rescatar a ese país, en caso de que se diera un cambio de gobierno.
El presidende del BID dijo a la Voz de América que después de que se atienda la emergencia de salud, habrá que actuar rápidamente para proteger a las poblaciones más vulnerables. A su vez, lamentó que en apenas dos meses el COVID-19 haya devuelto a la pobreza a 30 millones de latinoamericanos, que invirtieron décadas en superar esta condición.
“Esta es la gran tragedia que tenemos ante nosotros y va a requerir de muchísima imaginación y todo un “reseteo” … como “resetea” uno los computadores”, afirmó Moreno a la VOA.
Entre las recomendaciones, Moreno incluye la opción de que se implementen reformas que garanticen la flexibilidad laboral, la habilitación de un seguro al desempleo como ocurre en Estados Unidos y mecanismos de protección a los más vulnerables.
Ayuda de los multilaterales se quedaría corta para rescatar a Venezuela
En la conversación con la VOA, Moreno no fue optimista respecto al caso de Venezuela, que además de la severa crisis encara una caída en los precios del petróleo, su principal fuente de ingresos.
Explicó incluso que no ve un camino claro para esa economía y valoró que esto no cambiaría ni, aunque se diera un cambio político en el corto plazo y se reactivara el acceso de Venezuela al crédito internacional.
Si se sumaran “todos los organismos multilaterales, en apoyo a Venezuela, todavía son muchos más los recursos que se van a requerir para apoyar a ese país”. Afrimó además que el dinero adicional tendría que venir de la comunidad internacional.
Moreno explicó que una de las grandes preocupaciones sobre el futuro de Venezuela, es que puede afectar la reactivación de las economías de la región, que ya por sí mismas están asumiendo una carga en servicios sociales para atender el fenómeno migratorio venezolano.
La ayuda, que por el momento les ofrece el BID a los países receptores de migrantes, es un crédito de 1.000 millones de dólares para la construcción de bienes públicos como aulas en las escuelas, vivienda, inversión en proyectos de capacitación; entre otros servicios sociales.
“Al final de este año estaremos ya aprobando de esos 1.000 millones, cerca de 750 precisamente para este propósito”, informó Moreno, tras estimar que los problemas ocasionados por la migración van a empeorar, no sólo por la situación de Venezuela sino en Centroamérica.
Sobre el regreso de algunos migrantes venezolanos a su país, el presidente del BID compara ese movimiento con el que se presentó en los años 30: “Incluso salieron muchos mexicanos de Estados Unidos, regresando a México como resultado de la crisis del año 30”, acotó.
Made in the Americas
El freno de la economía global por la pandemia dejó en evidencia la vulnerabilidad de las grandes compañías al depender de cadenas de suministros localizadas en múltiples países del mundo.
Moreno asegura que esta tendencia va a cambiar y podría significar una oportunidad para que en Latinoamérica aterricen nuevas plantas de producción de componentes para ser exportados, principalmente a Estados Unidos.
“Yo creo que va a darse un proceso de lo que típicamente se llama “nearshoring” (tener proveedores cercanos). Acercar mucho más… los insumos que van en un producto final al punto donde se fabrican en última instancia”. Dijo que esta podría ser una ventana de oportunidad para la región y que “simplemente sea más que Made in America, Made in the Americas”.
Afirmó que las empresas se están dando cuenta del riesgo que implica tener proveedores dispersos por todo el mundo. “Lo vimos en el caso de los respiradores – señala Moreno - que tienen cerca de 80 partes que provienen de distintos lugares del mundo”.
Según su valoración, podría darse una “regionalización de la producción”, apuntando al modelo de integración que existe entre las industrias en México, Canadá y Estados Unidos.
Nuevos empleos en la era post pandemia
No existe un consenso sobre los trabajos que no volverán, pero sí sobre las nuevas actividades con potencial de desarrollo en Latinoamérica.
“Los nuevos empleos van a venir de la mano de toda la revolución digital que ya está con nosotros y que hoy en día, como resultado de la pandemia, vamos a tener que usar”, dijo. Puso de ejemplo a la telemedicina, que se está utilizando para llegar a poblaciones apartadas o cambios fundamentales en los sistemas de educación.
EL BID apoya a la región
Para ayudar a los gobiernos en este proceso de reactivación y transición hacia una nueva economía, el BID dispuso de 15.00 millones de dólares en créditos para toda la región y de otros 7.000 millones de dólares para financiar a pequeñas y medianas empresas, que son las que generan más empleo, pero enfrentan más dificultades para conseguir financiamiento en tiempos de crisis.
“Lo que vimos durante la crisis financiera internacional es que rápidamente los grandes bancos se retiran por la cascada y caída del rating (calificación de riesgo) de muchas instituciones o países”, concluyó Moreno.