En Caracas, y ante la escasez o la imposibilidad de adquirir ciertos alimentos, muchas personas han recurrido a la práctica de lo que se conoce como “agricultura urbana”, que consiste en trabajar un pequeño terreno cerca de casa y sembrar algunas hortalizas que sirven para completar el menú diario
Desde hace años, el chavismo intentó fomentar esta tendencia, con la idea, según sus argumentos, de mejorar la distribución de alimentos, hasta llevar a Venezuela a la “independencia y soberanía de producción”.
Es así como en el año 2016, el gobierno emprendió una campaña tratando de lograr seguidores a su idea de colocar sembradíos en los balcones y gallineros verticales para criar pequeños animales que fueran luego fuente de proteína para la familia. En la actualidad, muchos han recurrido a sembrar sus propios alimentos, pero no porque se sientan tentados por la iniciativa gubernamental, sino por necesidad.
Ese es el caso de Luis Díaz, un exboxeador de 63 años que también se dedica a la herrería. A pesar de su edad y con la respiración algo agitada, aún mantiene la destreza física para subir las escalinatas que lo conducen a su conuco, nombre popular en Venezuela para los pequeños cultivos improvisados.
“Tres compadres y yo, abrazamos la idea de ponernos a sembrar algo aquí, para completar la bolsa que vende el gobierno de comida”, comenta Díaz, refiriéndose a las bolsas CLAP, que es el sistema de subsidio de alimentos que impuso el gobierno venezolano.
Con orgullo muestra que en dos meses de trabajar un pequeño terreno que encontró en una zona apartada de La Vega, en Caracas, pudo cosechar maíz, yuca y plátano, que, como él dice, es lo que “se da más rápido”, y de esta manera, pudo completar la ingesta de alimentos en su casa.
En junio pasado, el presidente Nicolás Maduro anunció la inversión de más de cuatro millones de dólares para la producción agrícola y ganadera y el soporte para siete programas de agricultura urbana que incluye la producción de semillas.
“Estamos volando, directo al 2030, volando hacia la Venezuela posible, hacia la Venezuela potencia”, dijo Maduro en una sesión televisada por el canal del Estado.
Pero lejos de ser la potencia anunciada, desde ese entonces hasta la actualidad, los niveles de producción en el país han bajado. En 2020, la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela advirtió que la producción de hectáreas de algunos rubros como el maíz, era equivalentes a los niveles de 1958, cuando la población era mucho menor.
De igual forma, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) señala que tan solo un 3% de las familias venezolanas goza de seguridad alimentaria.
“La crisis económica ha hecho que muchos venezolanos utilicen terrenos baldíos, utilicen algunos jardines para trata de cultivar algunas cosas y con eso complementar la oferta de alimentos que tienen. Insisto es una medida que para nada va a solucionar el problema alimentario en Venezuela”, afirma el economista Luis Oliveros.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, por sus siglas en inglés, 267 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria en América Latina, por lo que insta a los gobiernos de la región a crear programas de protección de los sistemas de producción y distribución de alimentos.
Sin embargo, expertos consideran que estas sugerencias distan mucho de la idea de cultivar hortalizas en un balcón o criar pequeños animales en un apartamento.
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