Analistas advierten que el diálogo político en Venezuela pende de un hilo luego de la detención de un dirigente opositor de alto perfil y el intento de arresto de Juan Guaidó, reconocido como presidente interino del país suramericano por al menos 50 gobiernos del mundo.
El dirigente del Partido Voluntad Popular y diputado electo en 2015, Freddy Guevara, reportó la tarde del lunes en sus redes sociales su arresto por parte de funcionarios armados que le interceptaron en una autopista de Caracas.
Minutos después, familiares y colaboradores de Guaidó denunciaron que agentes de inteligencia del Estado intentaron detener al líder opositor cuando ingresaba a su residencia. Los uniformados se retiraron de su vivienda sin arrestarle.
El Ministerio Público, liderado por el exdiputado del chavismo y fiscal general designado por la Asamblea Nacional, Tarek William Saab, anunció que a Guevara se le acusa de vincularse con “grupos extremistas y paramilitares asociados con el gobierno colombiano” del presidente Iván Duque.
Esos hechos no minarían la inminencia de una cita formal de diálogo entre Maduro y sus detractores, estima el analista y consultor político Jesús Castillo Molleda. “El diálogo siempre va a ser un mito, porque va y viene. Está muy minado, pero el gobierno (de Maduro) lo promueve y en algunos momentos lo tranca”, comenta el también docente universitario a la Voz de América.
El arresto de Guevara y el intento de “secuestro” de Guaidó, como lo calificó el dirigente político venezolano, ocurren en momentos cuando se espera el anuncio formal de inicio de un diálogo entre Maduro y sus opositores, probablemente en alguna ciudad de México y a partir de agosto, con la mediación del Reino de Noruega y otros actores extranjeros.
Los eventos del lunes parecen enviar señales de que el oficialismo venezolano busca polarizar y exacerbar nuevamente el ambiente político nacional, opina Juan Manuel Trak, sociólogo y doctor en procesos políticos contemporáneos.
“Va a reducir la capacidad de coordinación de la oposición y se nota la necesidad del gobierno de que solo participe una oposición autorizada, dócil, que no levanta la voz ante este tipo de sucesos y que está conforme”, afirma a la VOA.
¿Ganar espacio?
El presidente Maduro condicionó la noche del lunes la participación de sus delegados en las negociaciones en México con la renuncia de su oposición a “planes violentos” de presunta financiación de delincuentes y de la supuesta planificación de un magnicidio.
“No estamos de acuerdo con que alguna gente diga que quiere participar en el diálogo, y esté preparando golpes de estado (…) que esté jugando en las dos aguas”, expresó en un acto público donde participaron dirigentes políticos que Guaidó y parte de la oposición tildan de colaboradores con Maduro.
Maduro acusó a Guevara y otros aliados de Guaidó de “disfrazarse de dialogantes y demócratas” mientras se involucran con “la extrema derecha”.
Castillo Molleda dice observar que Maduro “gana terreno internacional” en algunos espacios diplomáticos para lograr su reconocimiento fáctico como presidente de Venezuela y la inclusión de sus puntos a la agenda del diálogo, entre los que también se incluyen la suspensión de las sanciones económicas y la devolución a su gobierno de recursos millonarios congelados en el extranjero.
No nota un intento de minimizar a la figura de Guaidó con actos como el del lunes. “No observo que sea ninguna amenaza, ni una persona a la que hay que disminuir su acción internacional. Ya tiene una localización muy, pero muy pequeña en la comunidad internacional”, asegura.
Trak, por su parte, subraya el hecho de que Maduro instale de nuevo una mesa de negociación con una oposición “autorizada por el gobierno” el mismo día en que detiene a Guevara y acosa policialmente a Guaidó en su residencia.
“El mensaje es dinamitar todos los esfuerzos que se estaban haciendo desde la sociedad civil, la comunidad internacional y algunos actores políticos más moderados de la oposición y que no son estos grupos minimalistas (que participaron en el acto del lunes). Este espacio busca volver a la lógica del año pasado, con unas elecciones no competitivas”, apunta el experto.
Ambos analistas venezolanos indican que el gobierno de Maduro “da aires” eventualmente a Guaidó para retomar su espacio en la palestra política.
Castillo Molleda, por su lado, interpreta que el caso Guevara procura la división de la oposición venezolana de cara a las elecciones regionales de noviembre, en las que Guaidó y sus aliados políticos aún no deciden si participarán.
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