Tres semanas después de celebradas elecciones en Venezuela, la situación política en el país está lejos de estabilizarse y el gobierno del presidente Nicolás Maduro parece inclinado a cumplir la amenaza que hizo de que iba a “radicalizar la revolución” tras las protestas populares en rechazo a la legitimidad de su apretado su triunfo en los comicios.
El viernes, el líder de la oposición Henrique Capriles mencionó la posibilidad de activar un referendo revocatorio a fin de adelantar elecciones legislativas, durante un acto de desagravio en Caracas a los legisladores opositores que fueron agredidos esta semana por diputados oficialistas en la Asamblea Nacional.
La trifulca parlamentaria estalló después de que el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, persistió en prohibir el derecho a la palabra a los diputados opositores por negarse a reconocer como legítimo al gobierno de Maduro. Entre las víctimas de la golpiza estuvieron los diputados opositores Julio Borges y María Corina Machado, a la que le propinaron cuatro fracturas en la nariz.
Capriles, quien había impugnado previamente de manera oficial el resultado de los comicios tras las negativa del Consejo Nacional Electoral de revisar uno por uno los sufragios, dijo estar seguro de que si se convoca a un referendo para preguntar al pueblo si quiere que se renueve el parlamento “me atrevo a decirles que votaría el 80 o el 90 por ciento del país”.
En declaraciones hechas al diario El Nuevo Herald, el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, dijo que el gobierno “viene desarrollando el guión de una neodictadura” porque se siente en desventaja por la pérdida de respaldo electoral, y al perder la fuerza de los votos está recrudeciendo los mecanismos de represión.
Ledezma señaló que “el gobierno pretende por la fuerza silenciar la protesta cívica del pueblo que no solamente denunció fraude electoral sino que reclama urgentemente soluciones a los graves problemas del país, problemas como el desabastecimiento de alimentos, la devaluación de la moneda venezolana y la galopante corrupción”.
A pesar de la política de fuerza del oficialismo, el alcalde estima que como factores alentadores está el hecho de que la oposición hoy en día está más unida en un frente común contra el chavismo y también que el gobierno de Maduro no parece ser capaz de conseguir el grado de respaldo que en su tiempo tuvo entre los venezolanos Hugo Chávez.
En el ámbito internacional, Maduro crispó primero las relaciones con el gobierno de España, cuando el ministro de exteriores español, José Manual García-Margallo, pidió un recuento rápido de votos tras las elecciones en Venezuela, y el viernes lo hizo con Perú cuando llamó a consultas a su embajador en Lima después de que el canciller peruano, Rafael Roncagliolo, solicitó a las autoridades venezolanas tolerancia y diálogo entre los venezolanos.
Durante su visita a México el viernes, interrogado sobre si consideraba legítimo el recién electo gobierno de Maduro, el presidente Barack Obama dijo que EE.UU. está observando el uso de "mano dura contra la oposición" en Venezuela y acotó: "creo que todo el hemisferio ha estado observando la violencia, las protestas, la mano dura contra la oposición".
El viernes, el líder de la oposición Henrique Capriles mencionó la posibilidad de activar un referendo revocatorio a fin de adelantar elecciones legislativas, durante un acto de desagravio en Caracas a los legisladores opositores que fueron agredidos esta semana por diputados oficialistas en la Asamblea Nacional.
La trifulca parlamentaria estalló después de que el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, persistió en prohibir el derecho a la palabra a los diputados opositores por negarse a reconocer como legítimo al gobierno de Maduro. Entre las víctimas de la golpiza estuvieron los diputados opositores Julio Borges y María Corina Machado, a la que le propinaron cuatro fracturas en la nariz.
Capriles, quien había impugnado previamente de manera oficial el resultado de los comicios tras las negativa del Consejo Nacional Electoral de revisar uno por uno los sufragios, dijo estar seguro de que si se convoca a un referendo para preguntar al pueblo si quiere que se renueve el parlamento “me atrevo a decirles que votaría el 80 o el 90 por ciento del país”.
En declaraciones hechas al diario El Nuevo Herald, el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, dijo que el gobierno “viene desarrollando el guión de una neodictadura” porque se siente en desventaja por la pérdida de respaldo electoral, y al perder la fuerza de los votos está recrudeciendo los mecanismos de represión.
Ledezma señaló que “el gobierno pretende por la fuerza silenciar la protesta cívica del pueblo que no solamente denunció fraude electoral sino que reclama urgentemente soluciones a los graves problemas del país, problemas como el desabastecimiento de alimentos, la devaluación de la moneda venezolana y la galopante corrupción”.
A pesar de la política de fuerza del oficialismo, el alcalde estima que como factores alentadores está el hecho de que la oposición hoy en día está más unida en un frente común contra el chavismo y también que el gobierno de Maduro no parece ser capaz de conseguir el grado de respaldo que en su tiempo tuvo entre los venezolanos Hugo Chávez.
En el ámbito internacional, Maduro crispó primero las relaciones con el gobierno de España, cuando el ministro de exteriores español, José Manual García-Margallo, pidió un recuento rápido de votos tras las elecciones en Venezuela, y el viernes lo hizo con Perú cuando llamó a consultas a su embajador en Lima después de que el canciller peruano, Rafael Roncagliolo, solicitó a las autoridades venezolanas tolerancia y diálogo entre los venezolanos.
Durante su visita a México el viernes, interrogado sobre si consideraba legítimo el recién electo gobierno de Maduro, el presidente Barack Obama dijo que EE.UU. está observando el uso de "mano dura contra la oposición" en Venezuela y acotó: "creo que todo el hemisferio ha estado observando la violencia, las protestas, la mano dura contra la oposición".