Los políticos venezolanos viven las votaciones presidenciales en Estados Unidos “como si fuera una elección propia” debido a la influencia que tendrá el inquilino de la Casa Blanca en las estrategias futuras para zanjar la crisis del país suramericano, evalúan analistas.
El tono de la administración de Donald Trump, aspirante a la reelección frente a su rival demócrata y exvicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha sido determinante en la política venezolana durante los últimos dos años.
En enero de 2019, el gobierno estadounidense se convirtió en el primero en reconocer como presidente interino al opositor Juan Guaidó, electo como máximo representante del Parlamento.
El presidente republicano ha sido el principal valedor internacional de la oposición venezolana no solo en cuanto a relaciones diplomáticas, sino en lo operativo: ha autorizado el uso en el sistema financiero estadounidense de parte del dinero recuperado en operaciones anticorrupción para financiar gestiones del ejecutivo de Guaidó, entre ellas bonificaciones al personal sanitario y compras de artículos médicos para combatir la pandemia.
La Casa Blanca, asimismo, ha respaldado las acusaciones penales por presunto lavado de activos y narcotráfico, e incluso la oferta de recompensas millonarias, en contra de Maduro y sus colaboradores en el Estado venezolano.
Su política de sanciones económicas contra el poder ejecutivo del mandatario de facto Nicolás Maduro, minaron particularmente la actividad petrolera y limitó sus gestiones financieras en la mayoría de los países del mundo desde 2017.
Ese nivel de influencia en la política venezolana despierta una “atención máxima” en los resultados de las elecciones que culminan este martes en Estados Unidos, observa el consultor político y abogado Luis David Benavides.
“Siempre en Venezuela hemos tenido mucha atención de lo que sucede en Estados Unidos, pero la atención de esta elección es máxima debido a la orfandad política que tenemos en el país. Es como si fuera una elección propia”, diagnostica en entrevista con la Voz de América.
Benavides apunta que, en años y elecciones estadounidenses anteriores, Venezuela tenía mecanismos democráticos para solventar sus asuntos internos, pero, a medida que el chavismo los cerró en plena efervescencia de la crisis del país, aumentó la influencia de actores extranjeros como Estados Unidos.
Sanciones y lobby político
La oposición venezolana encara una encrucijada: decidió no participar en las elecciones parlamentarias de diciembre próximo por considerar que el madurismo ha convocado una votación fraudulenta, mientras sus líderes planifican los pasos a seguir luego del 5 de enero de 2021, cuando se vence el plazo constitucional de la actual Asamblea Nacional, electa en 2015.
Benavides explica que un eventual triunfo de Biden podría entenderse erróneamente como un beneficio para el gobierno en disputa de Maduro.
“El gobierno de Maduro necesita tener en la Casa Blanca un cambio de política. Necesita un interlocutor con el cual discutir la flexibilización de sanciones y el acceso a mercados internacionales para financiamientos”, explica.
La reelección de Trump ratificaría la “mano dura” contra el madurismo y la nulidad de interlocuciones formales con el Palacio de Miraflores, interpreta.
María del Pilar García Guadilla, politóloga de la Universidad Simón Bolívar, estima que Biden representa una política distinta a los “errores fundamentales” de Trump en cuanto a alineación de posturas sobre Venezuela con la Unión Europea y los “elevados costos sociales y humanitarios” de las sanciones.
Trump y Biden representan dos visiones diferentes sobre la posibilidad de diálogos políticos en Venezuela, el reconocimiento del estatus temporal a los venezolanos indocumentados en Estados Unidos y, en esencia, acciones “positivas, no reactivas”, reflexiona en entrevista con la VOA.
“Toda medida democrática y multilateral que no contribuya a empeorar la situación de los venezolanos es aceptable. Medidas unilaterales, antidemocráticas, impuestas por la fuerza, tipo invasión o similares, serían inaceptables” tras el triunfo de cualquiera de los dos candidatos, concluye.
Dos candidatos, dos visiones
La coalición opositora venezolana, a través de la vocería del diputado Freddy Guevara, refrendó el fin de semana la noción de que el apoyo a la democracia venezolana está garantizado en demócratas y republicanos por igual.
“Nuestra expectativa es que el pueblo estadounidense elija y que se van a mantener las iniciativas bipartidistas que reflejan la naturaleza, la convicción y la entereza de la sociedad americana en la defensa de los valores de la libertad, particularmente en Venezuela”, respondió, ante una pregunta de la VOA.
Maduro, por su lado, denunció una presunta conspiración de sus opositores junto a Trump para ocasionar “algo estremecedor”, violento, en Venezuela para influir en el voto de estados del país norteamericano, como Florida.
“Gane Trump o Biden, a los latinoamericanos nos toca luchar con nuestro propio esfuerzo para salir adelante”, dijo en octubre el mandatario en disputa.
Semanas antes, Maduro anticipó que promovería una política de “diálogo” con cualquiera de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos.
Las expectativas de solución a la crisis de parte de “muchos venezolanos” están volcadas en las elecciones de Estados Unidos, no obstante, advierte el director de la firma encuestadora Datincorp y analista político, Jesús Seguías.
“Si gana Trump, para muchos, vendrá una solución inmediata, sobre todo aquellos que piensan que Estados Unidos va a intervenir militarmente en Venezuela, lo cual nunca estuvo planteado, jamás estuvo sobre la mesa y dudo que pueda estar sobre la mesa”, razona, en entrevista con la VOA.
Un sector de la política venezolana, acota, piensa que Biden daría “una orientación estratégica más coherencia” a la política estadounidense sobre Venezuela, con medidas “más efectivas” para lograr una salida negociada con el gobierno de Maduro, mucho más cercanas a la postura europea.
Benavides, por su parte, refrenda que la elección presidencial de Estados Unidos no amenazará en ningún caso el apoyo a la causa democrática venezolana, hoy liderada por Guaidó, por tratarse de una estrategia bipartidista.
“Gane Trump o gane Biden, el escenario va a ser de apoyo a Guaidó. ¿Qué podrían variar? Los mecanismos para lograr un cambio político”, reitera.
Esas acciones se traducirían en reuniones no públicas con el madurismo y procesos de diálogos como el protagonizado por el exembajador estadounidense Bill Richardson, quien conversó en privado con Maduro, en julio pasado, para pedirle la excarcelación de seis ejecutivos de la empresa estadounidense Citgo.
(Álvaro Algarra, desde Caracas, colaboró con este reportaje)