El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha asignado a Venezuela la suma de 5.100 millones de dólares, bajo la figura de lo que se conoce como “Derechos Especiales de Giro”. Sin embargo, según expertos, el país no podrá hacer uso de este dinero a menos que oposición y gobierno lleguen a un acuerdo, se celebren elecciones y la comunidad internacional reconozca un único gobierno legítimo.
Pero, ¿qué más pone en riesgo Nicolás Maduro al mantener su distancia con el organismo financiero?
Es necesario comenzar señalando que las relaciones entre el organismo financiero y el gobierno chavista se han visto deterioradas desde hace varios años. En 2007, en uno de sus programas “Aló Presidente” el fallecido exmandatario Hugo Chávez Frías marcaba con esta frase su opinión sobre el FMI: “Yo no debería ni hablar del Fondo Monetario Internacional. Debería más bien… ¿cómo se llama?... suicidarse”.
Sin embargo, y aunque ‘mucha agua ha corrido bajo el puente’ durante todos estos años, Venezuela es un país con innumerables dificultades económicas, una pandemia aún no controlada y una crisis humanitaria de niveles históricos y decirle no a la institución financiera podría tener un impacto más que mediático.
Si bien, las relaciones no son buenas, Venezuela sigue siendo un estado miembro del FMI, lo que le permitiría recibir la suma recientemente aprobada, pero, la realidad política no deja salida alguna, de acuerdo con el analista del Centro de Estudios Internacionales Estratégicos, Antonio De La Cruz.
“Esto implica que Estados Unidos reconozca a un nuevo gobierno en Venezuela; bien sea, Nicolás Maduro porque se ha dado un proceso legítimo de origen, o cualquier otro presidente que sea el resultado de las urnas en un proceso electoral”, señaló.
Por el momento, los fondos seguirán en la cuota del país, pero no a la disposición de Miraflores. Como se recordará, una cifra similar fue solicitada por Caracas en marzo del año pasado para atender necesidades originadas por la pandemia. Un crédito que, en ese momento, le fue negado.
De acuerdo con analistas como el experto en macroeconomía Gustavo García, el desencuentro político pone en riesgo una ayuda más que importante, urgente. “Lo fundamental en una primera etapa sería atender la emergencia humanitaria. Es decir, darle a la gente los recursos para que pueda comer y pasar esta etapa de hambruna, de desnutrición que tienen los sectores pobres en Venezuela”.
Pero, de concretarse un entendimiento político, y más en este momento que oposición y gobierno vuelven a sentarse a dialogar en México, estos más de 5.000 millones darían un respiro a las arcas del país, según opinan los expertos. “Con esa cantidad de reservas, Venezuela volvería a tener un nivel similar al de cuando Maduro llegó a la presidencia en 2013. Once mil millones de dólares, porque son 5 mil 100 y 6 mil 200 que tiene, de acuerdo con Banco Central”, dice De La Cruz.
Pero la situación no luce del todo sencilla. Según explican De La Cruz y García, más allá del convenio político, Venezuela ha fallado en entregar la data completa de la salud económica del país, por lo que, con base en los estatutos del Fondo Monetario Internacional, la nación no tendrá acceso a ayudas o créditos, hasta que se ponga al día con la información requerida.
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