El domingo en las elecciones de Argentina el candidato ultraliberal Javier Milei ganó las primarias y desplazó al segundo puesto a Juntos por el Cambio, la alianza tradicional de centro derecha del país.
Si se suman el 30 % de los votos de Milei, de Libertad Avanza, y el 28 % de Juntos, se advierte que casi el 60 % del electorado optó por opciones no progresistas. El escenario se completa con Sergio Massa, actual ministro de Economía y candidato del oficialismo, haciendo la peor elección del peronismo en toda su historia.
Si bien las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) solo definen quiénes serán los candidatos que competirán en las elecciones generales del 22 de octubre, implicaron un cachetazo para el sistema político tradicional.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, líder del peronismo, había previsto desde hace meses que las elecciones serían de tercios. No se equivocó. Milei sacó 7,1 millones de votos, Juntos por el Cambio –sumando sus dos candidatos– 6,6 millones y Unión por la patria –también sumando sus dos candidatos– 6,4 millones.
El sistema electoral argentino, donde el voto es obligatorio, prevé que para participar de las elecciones generales debe obtenerse un piso del 1,5 % de los votos en las primarias y luego un mínimo de 40 % con diferencia de 10 puntos del segundo más votado o un 45 % total para ganar las elecciones generales en primera vuelta.
Milei, un outsider cuya primera participación en la política fue en las elecciones legislativas de 2021 que no esconde sus polémicas propuestas como la venta de órganos o la dolarización en un país con un 40 % de población en pobreza, se impuso en 16 de las 24 provincias argentinas.
El candidato, que no sigue las reglas del marketing político y sabe de economía en un país que supera el 100 % de inflación interanual, consiguió representar el hastío, el enojo y la frustración de gran parte de la ciudadanía con la dirigencia política tradicional.
“Esta elección no sólo dará fin al kirchnerismo, también a la casta parasitaria, chorra, inútil, que hunde al país”, fue una de las frases que repitió Milei cuando salió a celebrar el triunfo. “Los políticos no son la solución, son el problema. No quieren que nada cambie porque va en contra de sus privilegios”, insistió, ubicándose una vez más por fuera del sistema político tradicional.
Debajo del escenario, sus seguidores cantaban: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Juan Germano, analista de opinión pública y director de Isonomia Consultores, dijo que había analizado "el ánimo de la sociedad, que va de la mano de la mala situación económica", y no estaba claro "cómo se iba a traducir ese enojo en la elección".
El descontento de la ciudadanía se expresó “mas fuerte de lo esperado, fue una crítica a todo el sistema y todo lo establecido. Ganó un candidato con menos plata, menos aparato y absolutamente sensato, en el sentido de 'te voy a decir lo que voy a hacer aunque sea políticamente incorrecto'. Y esto es una novedad”, agregó.
“Fue una sorpresa”, apuntó Germano.
Milei propone terminar con el Banco Central, achicar el Estado eliminando ministerios y privatizando empresas públicas, liberar la portación de armas, arancelar la salud pública, aplicar un sistema de vouchers para la educación y quitar su obligatoriedad, bajar la edad de imputabilidad de los menores y eliminar la educación sexual en las escuelas.
Tras ganar las elecciones, señaló: “Estamos ante el fin del modelo de la casta, basado en esa atrocidad de que donde hay una necesidad nace un derecho, pero se olvidan de que alguien lo tiene que pagar, cuya máxima aberración es la justicia social, pero se olvidan de que es injusto que la paguen solo algunos”.
El sociólogo y politólogo Eduardo Fidanza, director de la consultora Poliarquía, dijo que el partido Libertad Avanza de Milei "representa una derecha dura" y que su propuesta es de un ultraliberalismo. "La base de esa organización de la vida social no está en las instituciones, sino en los precios. El de Milei no es un programa económico, es un programa de reforma sociocultural”, planteó.
La elección del domingo fue una primaria que define candidatos. A partir del 14 de agosto se inició una nueva campaña. Por Juntos por el Cambio ganó la propuesta más dura y de derecha que representa Patricia Bullrich, frente al dialoguismo de centro que planteaba el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Ahora Bullrich deberá ir en busca de los votos de centro pero sin que esto implique descuidar los de derecha para evitar una fuga hacía Milei.
De acuerdo con el análisis de Fidanza, Milei no tiene asegurado un triunfo en octubre, ni siquiera en noviembre en una eventual segunda vuelta.
Según Fidanza, Milei “enfrenta ahora tres desafíos: 1. Demostrar que psicológicamente es una persona equilibrada. 2. Dar garantías de gobernabilidad. 3 Demostrar que dispone de 2.000 o 3.000 funcionarios para administrar el Estado”.
Milei es un economista excéntrico, con un mundo privado en el que su hermana Karina cumple un rol central. Fue ella quien lo protegió de la violencia de sus padres cuando era pequeño. Y es ella, todavía hoy, su máximo bastón emocional. El domingo, al celebrar el triunfo, le dedicó a Karina un agradecimiento especial, llamándola “el jefe” y también a sus cuatro perros mastines ingleses, Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas.
En el contexto económico actual de la Argentina, Fidanza no advierte “un escenario en el que Milei pueda ganar en primera vuelta ni al Gobierno entrando a un balotaje. Pero sin el peronismo en esa segunda vuelta se genera un déficit de representación”.
Según el economista, “el mercado no reaccionó al triunfo de Milei como lo hubiera hecho a uno de Juntos por el Cambio”.
Según el economista y expresidente del Banco Central Martín Redrado, “el resultado del domingo refleja la voluntad de cambio de la sociedad argentina, de ir hacia un sistema donde se privilegien las libertades individuales, mucho más cerca del desarrollo del sector privado”.
Sin embargo, advierte que “en el corto plazo, sin duda, lo que genera es más incertidumbre acerca de la capacidad y la gobernabilidad que puede tener la Argentina hacia delante. Hasta que no quede claro cómo van a jugar las dos fuerzas opositoras, es muy difícil darle certidumbre, y eso lo está reflejando la inestabilidad de los mercados”.
Con la devaluación del lunes se acelera la inflación, se mantienen reservas negativas netas en el Banco Central y se incrementa la economía informal. Nadie se anima a pronosticar cuál podría ser el valor del dólar de aquí a octubre.
“El Gobierno va a intentar, por todos los medios, de no volver a corregir el tipo de cambio antes de las elecciones generales, pero eso va a ser sumamente difícil”, dijo Melconian, del IERAL.
Igual de pesimista es Redrado, para quien “devaluar sin plan es simplemente un salto al vacío”.
El cimbronazo de la victoria de Milei se notó fuerte el lunes en la economía. El Gobierno estableció una devaluación en torno al 22 % del dólar oficial –existen, por lo menos, 15 tipos de cambio y uno extraoficial o paralelo conocido como “dólar blue”, que también aumentó casi 100 pesos al cierre del viernes antes de la elección.
“Este resultado electoral abre un canal de absoluta incertidumbre, pero la economía argentina tiene los mismos conflictos que existían hasta el viernes previo a las PASO", dijo el economista Carlos Melconian, presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea y extitular del Banco Nación.
Ante a este panorama económico, Milei, experto en la materia, se preocupó en avisar que él no es responsable del impacto de la elección.
“Si hay algo que tuvieran que festejar los mercados es que el presidente que gane sea economista y promercado”, dijo.
Sin embargo, admite que su triunfo complica la administración actual de las cuentas del Estado y las expectativas.
“El resultado tan malo que tuvieron complica el poder para Massa y eso puede derivar en una hiperinflación si se derrumba la demanda de dinero. Hay que ver cuál de los dos efectos pesa más: si mi idea promercado o la derrota del oficialismo”, indicó.
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