Dos estadounidenses han sido infectados por el virus del ébola en Liberia mientras saltan las alarmas que la epidemia de esta mortal enfermedad se está expandiendo por Nigeria y Sierra Leone, donde han muerto dos personas.
La última en adquirir la enfermedad ha sido la trabajadora de la salud, Nancy Writebol, una misionera cristiana, cuya condición es estable pero delicada en un hospital de Monrovia.
Ella ayudaba a los pacientes que padecen del ébola en un centro hospitalario del grupo humanitario estadounidense "Samaritan's Purse" en la capital de Liberia.
El grupo de asistencia dijo el sábado que el director del centro médico, el Dr. Kent Brantly, dio positivo por el virus mortal. Está bajo tratamiento en el centro de cuarentena en Monrovia.
La noticia de los dos estadounidenses que han dado positivo sigue a la muerte del Dr. Samuel Brisbane, quien murió el sábado. Brisbane era un importante médico en el hospital más grande de Liberia donde trabajaba con víctimas de la enfermedad.
El brote epidémico –la peor y la más transnacional epidemia de ébola de toda la historia— ya ha cobrado la vida de 670 personas en cuatro naciones del Africa Occidental este año y ha frustrado y confundido a los médicos y a las agencias de salud de la región.
El contagio y fallecimiento de personal sanitario suele ser elevado en los brotes de ébola porque se trata de las personas que están más en contacto con las personas afectadas.
El ébola es un virus que se encuentra de manera natural en ciertas especies de murciélago que habitan en las zonas boscosas de África. Desde su identificación en 1976 se han producido 18 brotes en países como la República Democrática del Congo, Gabón, Uganda y Sudán.
Sus primeros síntomas son fiebre alta, dolores musculares, vómitos y diarreas, que pueden evolucionar rápidamente hacia hemorragias internas que, en muchos casos, provocan la muerte del paciente.
No hay tratamiento conocido y los médicos hacen frente a este virus tratando de aliviar sus síntomas mediante el refuerzo del sistema inmunitario.