Melones contaminados
Melones contaminados
Otra alerta ha sonado esta semana en EE.UU. con la noticia de que la Administración de Medicinas y Alimentos (FDA) retiró miles de melones producidos en Carolina del Norte debido a una posible contaminación.
Los alimentos podrían estar contaminados por una bacteria que produce la listeriosis, una infección rara pero con alta mortalidad que afecta a ciertos alimentos; y que se manifiesta a través de síntomas como la fiebre, el dolor muscular y los problemas gastrointestinales.
Los melones proceden de la compañía Burch Farms de Faison (Carolina del Norte), y son tanto valencianos (de tono verde) como chinos (de pulpa naranja), según la FDA.
Esta empresa recogió, a principios de este mes, en torno a 200.000 melones de los establecimientos, aunque alertó a los consumidores para que consulten la procedencia de la fruta a los distribuidores.
Los melones afectados fueron distribuidos en Florida, Georgia, Massachusetts, Illinois, Kentucky, Maryland, Maine, Michigan, Carolina del Norte, Nueva Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Ohio, Pensilvania, Carolina del Sur, Virginia Occidental y Vermont.
El pasado año se produjo un caso de contaminación similar en EE.UU., cuando 147 personas enfermaron y 30 murieron por consumir melones adulterados con esta bacteria, producidos en el estado de Colorado.
El virus, que se transmite a través de los mosquitos y también se manifestó en el país en años anteriores, está siendo más virulento durante 2012, según aseguró Marc Fischer, especialista en enfermedades transmitidas a través de los mosquitos del Centro de Control de Enfermedades y Prevención (CDC) de Fort Collins, en Colorado. “Ha habido mucha actividad de los mosquitos en la mayoría de los estados”, dijo.
La portavoz del Departamento de Sanidad de Austin (Texas), Christine Mann, confirmó la noticia, asegurando que la zona está “sufriendo el peor año” de infecciones. Por ello, el Consejo de la ciudad de Dallas declaró el estado de emergencia este 15 de agosto ante lo que consideran una “inminente amenaza” para la salud pública.
Este jueves 16 de agosto varias localidades del estado pusieron en marcha un rociado aéreo para combatir la infección, a través de pequeños aviones.
32 estados del país se han visto afectados por el virus, y ya se han producido 28 muertes por esta causa este verano, ocho de las cuales tuvieron lugar la pasada semana.
Las zonas más afectadas del país, tras Texas, son el estado de Louisiana (con 68 casos y seis muertes), Oklahoma (con 55 casos y un fallecido), Mississippi (con un muerto entre 59 casos) y Dakota del Sur (con otro fallecimiento entre 37 infectados).
El virus se manifiesta a través de dolores de cabeza, fiebre, fatiga, dolor de articulaciones, vómitos, diarrea y erupciones cutáneas, unos síntomas que sólo experimentan el 30% de los infectados, que desarrollan la llamada fiebre del Oeste del Nilo. El resto (entre el 70 y el 80%) de los afectados, no se percatan de que lo han contraído.
Apenas un 1% de los infectados desarrolla una infección neuroinvasiva, que da lugar a inflamaciones en el cerebro y la médula espinal. Un 10% de estos afectados fallecen, en especial aquellas personas de más de 50 años y aquellas con un sistema inmunológico más débil, que tienen más posibilidades de desarrollar el virus en esta dirección.
La infección puede durar entre un par de días y varias semanas. La mejor prevención ante ella, según el CDC, es protegerse de las picaduras de mosquito.
El calor, una de las causas
El virus se expande a través de la picadura del mosquito conocido como Culex Pipiensis. El origen del aumento de las infecciones, sin embargo, es difícil de determinar, ya que se origina por una mezcla de varios factores.
Las altas temperaturas, el ambiente húmedo y el comportamiento de las personas, mosquitos y pájaros (otro animal que puede transportar el virus del Oeste del Nilo) pueden determinar la incidencia de la infección.
“Cada año se producen brotes estacionales, y suelen producirse en distintos lugares en función de estos factores”, explicó Marc Fischer, epidemiólogo del CDC en Colorado. Los casos en 2012, de hecho, confirman que EE.UU. está experimentando la mayor plaga de este virus desde 2004, cuando murieron 241 personas en todo el país.
Para Michael Merchant, entomólogo del Servicio de Extensión de la Vida Agrícola de Dallas, un invierno raramente caluroso y una primavera lluviosa en la zona de Dallas y Fort Worth han provocado que el virus se expanda con más fuerza en Texas y se den las condiciones idóneas para la reproducción de los mosquitos.
Esto podría dar lugar, según David Dausey, profesor de Salud Pública de la Universidad de Mercyhurst (Pennsylvania), a la aparición de más enfermedades como la fiebre amarilla, la malaria o el dengue, por lo que la situación “va a empeorar”.
“El cambio climático genera inviernos más cálidos, primaveras más suaves y veranos muy calurosos, lo que puede proporcionar unos períodos más largos para que los mosquitos se reproduzcan y sobrevivan en condiciones ideales”, recalcó.