“Mientras el Nuevo START es un importante paso hacia delante, es sólo un paso de un largo viaje”, dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama en abril de 2010, durante la firma del protocolo junto al presidente ruso, Dimitri Medvedev.
El Senado enfrenta hoy ese último paso que permitiría una ratificación definitiva del tratado.
El nuevo START propone una reducción estratégica del arsenal armamentístico de ambos países. Así, se reduciría en un 30% el número de cabezas nucleares, hasta 1.550 por país, y limitaría a 800 el número de vectores estratégicos, como misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos estratégicos a lo largo de los próximos siete años.
Además, introduce un nuevo sistema de inspecciones de los arsenales nucleares, después de que expirara hace un año el START anterior.
“El tratado mejorará la estabilidad estratégica al acordar un menor número de armas nucleares, establecer un régimen de inspección riguroso sobre el acceso a misiles rusos, fortalecer nuestro papel de liderazgo para detener la proliferación de armas nucleares, y proporcionar la flexibilidad necesaria a la estructura de nuestras fuerzas estratégicas nucleares para que se adapten mejor a los intereses nacionales de seguridad”, expuso el secretario de Defensa, Robert Gates.
El gobierno de Obama se ha comprometido a modernizar los arsenales nucleares con un presupuesto de $85.000 millones de dólares para los próximos 10 años, lo que a la vista de Mike Mullen, jefe mayor del Estado Mayor Conjunto, “da fe de la importancia que se coloca en la disuasión nuclear y las inversiones necesarias para sostenerlo".
Los legisladores aprobaron por 67 votos contra 28 la moción que permitió poner fin a siete días de intensos debates en el Senado, por lo que los demócratas, que controlan actualmente 58 escaños de 100 en la cámara alta, podrían contar con los nueve votos republicanos que necesitan para la ratificación.