Delegados del gobierno argentino y del Fondo Monetario Internacional se reúnen en Washington para negociar un préstamo de hasta 40.000 millones de dólares que la nación sudamericana busca para superar una difícil situación económica que ha llevado a una depreciación de más del 5% del peso y a un aumento -la última semana- de las tasas de interés del 32,25% al 40%.
El ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, encabeza la negociación con el FMI, la primera que hace su país en 15 años. El ministro se reúne este jueves con la directora del FMI, Christine Lagarde, quien el miércoles confirmó el inicio de las discusiones, afirmando que Argentina es "un valioso miembro del Fondo Monetario Internacional".
El crédito que busca Argentina es un préstamo "stand by" que podría firmarse en los primeros días de julio, informó el ministro Dujovne en un comunicado. La línea de financiamiento elegida por el gobierno contempla plazos de 12 a 24 meses y su fin es solucionar problemas transitorios en las economías.
Costo político y financiero
El presidente Mauricio Macri, para quien la decisión de acudir al Fondo tiene un costo político muy alto, hizo personalmente el anuncio al país el martes, explicando el origen de las dificultades económicas.
"Implementamos una política económica gradualista que resuelva el desastre que nos dejaron en las cuenta públicas. Eso depende del financiamiento externo y durante los últimos dos años hemos contado con un contexto favorable. Pero esto está cambiando por distintos factores: suben las tasas de interés, sube el crudo, se han devaluado las monedas emergentes", dijo Macri en su discurso a la nación.
En Washington, el ministro Dujovne explicó por qué acudieron al FMI.
“Es el financiamiento más barato que tenemos disponible, el Fondo presta a tasas que son inferiores a las tasas del mercado, las tasas internacionales han subido, esto no aumenta el endeudamiento de Argentina, porque simplemente reemplaza probablemente otro financiamiento más caro, entonces refuerza las solvencia de la Argentina y sobre todo manteniendo el programa que tenemos”.
El gobierno argentino busca una línea de crédito flexible, ya que -según los expertos- daría una señal al mercado de que la situación actual del país no es resultado de problemas profundos en la economía argentina, sino del impacto de los mercados internacionales que temporalmente afectan de manera negativa al país.
Sin embargo, un grupo de diputados argentinos no está de acuerdo con el pedido de rescate al FMI.
Agustín Rossi, diputado opositor del Partido Justicialista por la provincia de Santa Fé, y jefe de la bancada del Frente para la Victoria que incluye a los justicialistas, dice que: “El gobierno recurre a la peor solución".
"Siempre que los argentinos hemos recurrido al Fondo Monetario Internacional, ha venido precedido o posteriormente de muchas malas noticias para los argentinos”, agrega Rossi.
El diputado kirchnerista Wado de Pedro dijo que endeudarse con el FMI "significa más dependencia y pobreza". "Veo el futuro repetir el pasado #FMI #Blindaje #Retroceso", señaló Cecilia Moreau, legisladora del peronista Frente Renovador.
La izquierda ha advertido que la deuda que contraiga el gobierno castigará a las clases medias y bajas, como ha ocurrido en crisis previas.
Las críticas al FMI fueron una de las principales banderas de los anteriores gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, que heredaron la deuda de los 75 millones de dólares que pidieron los militares en 1957, el primer préstamo del FMI a Argentina, y luego los 10,000 millones que pidieron en enero y septiembre de 2003.
Néstor Kirchner canceló en 2006 el total de la deuda.
El gobierno anunció la semana pasada que recortará unos 3.000 millones de dólares del gasto público para reducir la dependencia del Estado al dinero externo y como parte de la estrategia que ha venido siguiendo para reforzar el peso frente al dólar, pero todos los esfuerzos parecen no ser suficientes.
Los inversionistas están perdiendo la confianza en la economía argentina pese al apoyo internacional que goza el presidente Macri, lo que llevó al mandatario a acudir al FMI.
En su Proyección Económica Mundial, el FMI estimó que la inflación este año en Argentina (la segunda más alta de la región después de Venezuela) será del 19,2%, mucho más que el 15% planteado por el gobierno de Macri a fines de diciembre del año pasado.
Para el 2019 se prevé que la inflación se situaría en torno de 15%.