La red terrorista al Qaeda se atribuyó un atentado llevado a cabo este lunes durante los ensayos de un desfile militar cerca del palacio presidencial en Saná, capital de Yemen, que al menos mató a 96 soldados y dejó más de un centenar de heridos.
Al Qaeda dijo que el atentado suicida realizado por un soldado que detonó una carga explosiva estaba dirigido contra el ministro de Defensa yemení, Mohamed Naser Ahmed, quien habría llegado a la plaza minutos antes de la explosión.
El ministro y el jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Ali al Ashual, estaban en la tribuna en el momento del estallido pero salieron ilesos, según fuentes militares.
La enorme explosión causó gran desconcierto con decenas de víctimas sangrando y cuerpos desgarrados sobre el pavimento de la plaza, relativamente cerca del palacio presidencial.
El hecho ocurrió días después del comienzo de una vasta ofensiva del ejército de Yemen contra bastiones de la red terrorista en el sur del país, en la que hasta ahora han muerto más de 150 miembros al Qaeda.
La Casa Blanca calificó de “cobarde” el atentado y el presidente Barack Obama presentó sus "sinceras condolencias" al jefe de estado interino de Yemen, Abd Rabo Mansur Hadi, quien declaró que "la guerra contra el terrorismo continuará” al costo que sea necesario.
Un comunicado de la filial de al Qaeda en la Península Arábiga difundido por correo electrónico señaló que "éste es sólo el comienzo de la Yihad" o guerra santa.
Paralelamente, el Pentágono confirmó que tres contratistas civiles estadounidenses que ayudaban a entrenar a la guardia costera yemení resultaron heridos cuando fueron atacados el domingo en el puerto de Hodeida, en el oeste del país.
Al Qaeda dijo que el atentado suicida realizado por un soldado que detonó una carga explosiva estaba dirigido contra el ministro de Defensa yemení, Mohamed Naser Ahmed, quien habría llegado a la plaza minutos antes de la explosión.
El ministro y el jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Ali al Ashual, estaban en la tribuna en el momento del estallido pero salieron ilesos, según fuentes militares.
La enorme explosión causó gran desconcierto con decenas de víctimas sangrando y cuerpos desgarrados sobre el pavimento de la plaza, relativamente cerca del palacio presidencial.
El hecho ocurrió días después del comienzo de una vasta ofensiva del ejército de Yemen contra bastiones de la red terrorista en el sur del país, en la que hasta ahora han muerto más de 150 miembros al Qaeda.
La Casa Blanca calificó de “cobarde” el atentado y el presidente Barack Obama presentó sus "sinceras condolencias" al jefe de estado interino de Yemen, Abd Rabo Mansur Hadi, quien declaró que "la guerra contra el terrorismo continuará” al costo que sea necesario.
Un comunicado de la filial de al Qaeda en la Península Arábiga difundido por correo electrónico señaló que "éste es sólo el comienzo de la Yihad" o guerra santa.
Paralelamente, el Pentágono confirmó que tres contratistas civiles estadounidenses que ayudaban a entrenar a la guardia costera yemení resultaron heridos cuando fueron atacados el domingo en el puerto de Hodeida, en el oeste del país.
