Yogi Berra, una de las grandes estrellas del béisbol estadounidense y de los Yanquis de Nueva York, murió el martes a los 90 años.
El receptor, que acuñó la famosa frase “no se acaba hasta que se acaba”, murió de causas naturales.
Berra jugó para los Yanquis entre 1949 y 1965 y llegó a ganar diez títulos Series Mundiales. Entre sus compañeros estuvieron miembros del Salón de la Fama como Joe DiMaggio, Mickey Mantle y Whitey Ford.
En 1956 consiguió el único juego perfecto en la historia de las Series Mundiales, y después del último out saltó a los brazos del pitcher Don Larsen. El famoso momento fue inmortalizado en fotografías publicadas en diarios de todo el mundo.
Después de sus días como jugador, Berra sirvió como entrenador o mánager de los Yanquis, los Mets de Nueva York y Astros de Houston. Llevó a los Yanquis y a los Mets a ganar títulos.
Berra, hijo de migrantes italianos, recibió su apodo del oso Yogi, un personaje de caricaturas.
En su libro “The Yogi Book: I Really Didn’t Say Everything I Said!” (El libro Yogi: Realmente no dije todo lo que dije”), Berra se refiere a las famosas frases contradictorias que le atribuyen y por las que se hizo uno de los favoritos de la prensa, como: “Uno puede observar bastante solo viendo”, o “Ya nadie va allí [a un popular restaurante]. Pasa demasiado lleno”.