Leonor Zúniga jamás se imaginó la trascendencia que tendría su tesis de final de carrera. Quería mostrar, en forma de documental, qué pasaba con aquellas familias nicaragüenses que denunciaban situaciones de abuso sexual dentro del seno familiar.
“A mí me llamaba mucho la atención entender qué pasa con la estructura familiar desde el punto de vista de una estructura de opresión que silencia a las víctimas”, relató durante una entrevista con la Voz de América desde Los Ángeles, California, donde presentó el documental “Exiliada” en un evento en el marco de IX Cumbre de las Américas.
Las “complicidades” del oficialismo
Fue en ese momento cuando descubrió el caso de Zoilamérica Ortega Murillo.
Era la hijastra del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, a quién había puesto en la diana acusándolo de supuesto abuso sexual desde que era una niña. Empezó a estirar del hilo, con el objetivo de descubrir “no solo cómo la familia, sino el Estado mismo de Nicaragua, hacen una serie de complicidades para ocultar la verdad”.
“Quería saber cuáles eran las consecuencias de esta cultura de silencio e impunidad en una persona que denunció el abuso sexual”, dijo Zúniga a la VOA.
¿Cómo lo ha manejado Ortega y su círculo?
Daniel Ortega habló del caso de su hijastra cuando aún no había llegado al poder, en 1998, entrevistado por la periodista Lucía Pineda Ubau, y lo catalogó como "totalmente falso".
"Las acusaciones que [Zoilamérica Ortega Murillo] ha venido lanzando son mentiras”, dijo Ortega a Ubau, perseguida y detenida por el gobierno Ortega y ahora exiliada en Costa Rica.
En 2019, uno de los hermanos de Zoilamérica, Juan Carlos Ortega, la llamó "mitómana" en Twitter, cuando rememoró lo que vivió.
La documentalista Zúñiga dijo a la VOA que al menos ella no ha tenido respuesta oficial. “Por parte del oficialismo no hemos tenido ninguna reacción. El Gobierno de Nicaragua nunca se refiere al caso de Zoilamérica y en los últimos 20 años lo han tratado con total silencio”.
Un sistema a su favor
En opinión de Zúniga, que vive exiliada en Costa Rica, el mandatario nicaragüense actuó de esa forma consciente de que no iba a tener ninguna consecuencia legal porque todo el sistema jugaba a su favor.
“Hay todo un sistema que protege al abusador sexual de recibir el castigo que merece y más bien ataca y castiga a la víctima por hacer la denuncia”, expresó.
El paralelismo para “silenciar a los críticos”
Según Zúniga, las “estrategias” que se utilizaron para silenciar a Zoilamérica Ortega Murillo tras las denuncias de abuso sexual contra Ortega son las mismas que utiliza el mandatario centroamericano para reprimir al pueblo nicaragüense.
“Todas esas tácticas que se montaron para ocultar la verdad, para perseguirla y castigarla, son más o menos las mismas estrategias que el Estado de Nicaragua, con el Frente Sandinista al frente, ha estado ejerciendo sobre el país”.
Sobre ese paralelismo, Zúniga sostiene que el Gobierno de Nicaragua “no quiere hablar de las violaciones de derechos humanos” que hay en el país, con “más de 350 personas asesinadas, con más de 120.000 exiliados y de los 183 presos políticos que reciben tortura hoy”.
“No solo eso, también hay una distorsión de la realidad que se hace con las víctimas de abuso, ya que el abusador culpa a la víctima de ser la que tienta, de ser la que originó el abuso. De cierta forma, Daniel Ortega y el Frente Sandinista dicen a los nicaragüenses que ellos se merecen estas violaciones de derechos humanos porque ellos quisieron hacer un golpe de Estado en vez de aceptar que lo que había era una genuina protesta social”, explicó.
Un documental realizado en secreto
Hacer un documental de este tipo no fue una tarea fácil. Ella estaba estudiando en la Universidad de Stanford, California, cuando se le presentó la oportunidad de hacer este trabajo audiovisual como trabajo de final de carrera. Pero tenía que hacerlo en secreto para evitar posibles represalias del oficialismo cuando pisara de nuevo su país natal. “Lo hice en total silencio”, confesó.
En un primer momento pensó “en lanzar el documental a principios de 2018”, cuando ya estaba de vuelta en Nicaragua, pero prefirió “esperar un poco para cambiar unas escenas”.
“En abril explotó la crisis humanitaria y más tarde, en 2019, cuando ya estaba exiliada en Costa Rica lo estrené en varios países”.
Aunque prefiere no dar detalles personales para proteger su integridad, Leonor Zúniga asegura que no se plantea regresar a Nicaragua “hasta que cambien radicalmente las condiciones de protección a los derechos humanos”.
“Todas las personas que queremos utilizar nuestra voz para contar nuestra verdad no podemos tener un espacio en Nicaragua”, afirmó, y dijo que ella decidió irse del país para poder utilizar su voz.
“Y esta es la forma en la que utilizo mi voz, presentando estas películas incómodas, pero que hablan de los temas que son importantísimos hablar”, concluyó.
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