La Organización Panamericana de la Salud pidió el miércoles a los migrantes de Latinoamérica que durante la pandemia de coronavirus no viajen porque ponen en riesgo su vida, la de sus familias y la de las comunidades por las que se trasladan.
"Este no es el momento para hacerlo", expresó Ciro Ugarte, director de Emergencias en Salud de la OPS tras explicar que las condiciones de transmisión del COVID-19 se han incrementado significativamente en varios países de la región.
"Es prudente permanecer en sus lugares", aseguró.
El llamado de la OPS tiene lugar en momentos en que varios cientos de migrantes, especialmente de Centroamérica y México, llegan cada día a Estados Unidos pese a las advertencias del gobierno del presidente Joe Biden de que las fronteras permanecen cerradas.
Los migrantes, que huyen de la violencia, las consecuencias de fenómenos naturales y la extrema pobreza, emprenden un peligroso viaje que los lleva por varios países antes de llegar a la frontera de Estados Unidos con México. Otros se han trasladado desde Venezuela a Colombia, también huyendo de la crisis económica, política y social en su país.
En ese viaje suelen permanecer en contacto cercano, trasladándose en autobuses repletos y duermen en albergues sobrepoblados.
Desde enero se han reportado más de 19,7 millones de casos de coronavirus en las Américas, y más de 475.000 muertes. En el último mes el promedio semanal ha sido de cerca de 1 millón de casos nuevos, un indicador de que la transmisión sigue muy activa en la región, según la OPS.
"Todos los países deberían estar en alerta máxima: en esta pandemia la complacencia lleva a más casos", advirtió la directora de la OPS, Carissa Etienne, en la rueda de prensa virtual de la organización desde su sede en Washington. Alertó que la región podría enfrentar un aumento de casos incluso mayor a los que se han registrado hasta ahora.
Por eso, dijo, su consejo para las personas que viven en áreas con brotes es que no salgan y se queden en sus casas.
El aumento de los casos tiene lugar a pesar de que la vacunación contra el coronavirus ha comenzado, aunque a cuenta gotas, en gran parte de la región. El control de la pandemia llevará tiempo, por lo menos hasta que el 70% de la población esté inmunizada, de acuerdo con los expertos.
Hasta ahora unos 124 millones de personas han recibido al menos una dosis de la vacuna en las Américas, y más de 58 millones ya ha recibido dos dosis. Pero el arribo de las vacunas ha sido desigual en los países, a pesar de los esfuerzos del mecanismo COVAX creado por las Naciones Unidas para que las dosis lleguen al mismo tiempo a todos.
La falta de suministro sigue siendo el mayor desafío.
Ugarte destacó que los países deberían analizar las condiciones epidemiológicas del lugar de origen y destino de los migrantes, revisar si se están implementando las medidas de protección personal tanto mientras se desplazan como en los lugares de asentamiento temporal o destino.
Asimismo, dijo, es fundamental que se ofrezca acceso a los servicios de salud para los migrantes, para que puedan revisarlos si tienen síntomas, hacerles test de coronavirus y aislarlos si fuera necesario cuando estén contagiados.
EL gobierno de México ha expresado que los migrantes que se encuentren en su territorio serán considerados para recibir la vacuna contra el COVID-19 y pidió a los mayores de 60 años que se inscriban en una plataforma virtual.
Además ha dicho que da seguimiento y atención a los migrantes enfermos en su territorio.
En un informe difundido el 25 de marzo, Amnistía Internacional dijo que los gobiernos de Chile, Colombia, México, República Dominicana, Guatemala, El Salvador y Costa Rica han obstaculizado de manera significativa el acceso a las vacunas de los refugiados y migrantes, o lo han bloqueado, a pesar de que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha afirmado que incluir a estos grupos en los programas de vacunación es imprescindible para acabar con la pandemia.
COVAX informó recientemente que el 5% de las dosis para facilitar el acceso a la inmunización, estará destinado a poblaciones de alto riesgo y en áreas donde existen crisis humanitarias, incluyendo a la frontera de Colombia con Venezuela y a la de México con Estados Unidos. No especificó, sin embargo, qué cantidad será para Latinoamérica.