El primer mandatario estadounidense no pudo lograr lo que quería durante los meses de negociaciones trilaterales con México y Canadá.
De tal forma que ahora su gobierno quiere negociar separadamente con las dos naciones vecinas en su intento por reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al cual Trump se ha referido como un desastre aniquilador de empleos.
Sin embargo, se desconoce si las negociaciones independientes de Estados Unidos con México y Canadá puedan mantener vigente el TLCAN con ciertas modificaciones.
Analistas comerciales han expresado escepticismo de que México y Canadá, molestos con los aranceles estadounidenses a sus importaciones de acero y aluminio, estén interesados en negociaciones por separado solo para satisfacer a Washington.
La mayoría de los economistas sostiene que los acuerdos comerciales más extensos son mucho más efectivos que los pactos bilaterales. Una mezcla de acuerdos comerciales bilaterales tiende a distorsionar la toma de decisiones de los empresarios. Las compañías se van a concentrar en las naciones con los menores aranceles en lugar de intentar vender en los mercados donde sería más lógico hacerlo.
Más importante aún, la nueva estrategia de Washington podría ser difícil de venderse en la Ciudad de México y Ottawa, en donde mexicanos y canadienses siguen furiosos por la decisión del presidente Trump de imponer aranceles a sus exportaciones de acero y aluminio desde la semana pasada. El gobierno estadounidense considera que la importación de metales representa una amenaza a su seguridad nacional.
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