Buena parte del whiskey de centeno que se añeja en cientos de barriles en la destilería Catoctin Creek en Virginia podría ser consumido en Europa, un mercado que la empresa de nueve años ha cultivado a costa de grandes inversiones.
Sin embargo, el cofundador y gerente general de la destilería, Scott Harris, teme que una disputa comercial creciente termine por evaporar las ventas europeas a medida que los aranceles elevan el precio de su whiskey en mercados donde abundan las bebidas alcohólicas.
La posibilidad que aterraba a los productores de whiskey estadounidense se está convirtiendo en realidad. La Unión Europea empezará a aplicar aranceles sobre una gama de productos estadounidenses como motos Harley-Davidson, mantequilla de maní, naipes y whiskey.
Las destilerías estadounidenses grandes y pequeñas observan con temor la amenaza creciente de los aranceles europeos. Y mientras las grandes, propiedad de empresas, tienden a realizar la mayor parte de sus negocios en el exterior, las pequeñas y medianas podrían ser más vulnerables ya que no tienen capacidad para acumular inventarios y tomar otras medidas para protegerse.
Los mercados extranjeros se han vuelto rentables para los destiladores estadounidenses. Los ingresos por exportación de bourbon, whiskey Tennessee y whiskey de centeno superaron los 1.000 millones de dólares en 2017, una tendencia que se ha fortalecido en los últimos años según el empresarial Consejo de Bebidas Espirituosas Destiladas.
Cuatro de los cinco mercados de mayor crecimiento están en Europa: Reino Unido, Alemania, Francia y España. El valor de las bebidas destiladas estadounidenses exportadas a la UE en 2017 alcanzó los 789 millones de dólares, según dicha cámara.
Otros países afectados por los aranceles como China, Canadá y México, también planean imponer aranceles al whiskey estadounidense.
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