La presidenta filipina Gloria Arroyo ordenó nuevas medidas de seguridad, incluso toques de queda, tras una ola de mortales explosiones de bomba.
Arroyo dijo que la serie de ataques en la ciudad de General Santos, este domingo, son “un crimen contra el pueblo filipino”.
Catorce personas murieron y por lo menos otras 50 resultaron heridas como consecuencia de las explosicones.
La policía detuvo a dos sospechosos, quienes dijeron que pertenecen al grupo separatista musulman Frente Moro de Liberación Islámica.