Cuando regresó a Plains, Georgia, en 1981, el presidente Jimmy Carter lo hizo derrotado: los votantes lo rechazaron en una elección aplastante frente al republicano Ronald Reagan. La lluvia torrencial en la recepción de bienvenida de Carter reflejó su sombrío estado de ánimo, reflejo también del del país.
"En el cargo, fue un fracaso político. Perdió abrumadoramente frente a Ronald Reagan. Pero fue un éxito sustancial y visionario", indica el autor e historiador Jonathan Alter, quien reconoce la faceta en la que muchos recuerdan hoy al expresidente: el trabajo humanitario con su Centro Carter, "lidiando con la paz, luchando contra las enfermedades y generando esperanza" en todo el mundo que llevó a Jimmy Carter a recibir el Premio Nobel de la Paz en 2002.
"Ha hecho un trabajo extraordinario supervisando las elecciones en más de 100 países. Pero los expresidentes no tienen tanto poder como los presidentes, ni de lejos tanto, y la lista de sus logros como presidente que fueron ignorados, minimizados u olvidados por completo fue muy larga", dijo Alter.
La crisis de los rehenes en Irán, la creciente inflación y los embargos petroleros de los años 70 condenaron el mandato de Carter en la Casa Blanca, arrojando una larga sombra sobre su legado. Sin embargo, el centenario del excultivador de maní, gobernador de Georgia, presidente y premio Nobel de la Paz - que cumple un siglo de vida este 1 de octubre - llega en un momento en que autores e historiadores reevalúan sus fracasos y logros como mandatario de EEUU durante un solo mandato.
La biografía de Alter, "His Very Best: Jimmy Carter, A Life", es una de varias que concluyen que sus cuatro años en la Casa Blanca fueron todo, menos un fracaso.
"No sólo los famosos acuerdos de Camp David y la apertura de relaciones con China", dijo Alter a la Voz de América en una entrevista en agosto en la Convención Nacional Demócrata en Chicago, "sino una larga lista de logros legislativos en materia de medio ambiente y muchos otros temas que en realidad superan los logros legislativos tanto de Barack Obama como de Bill Clinton".
Carter firmó en 1980 la Ley de Conservación de Tierras de Interés Nacional de Alaska, que protege más de 100 millones de acres (entre ellos, tierras, parques nacionales, refugios, monumentos, bosques y áreas de conservación), que, según Alter, ahora se considera una de las leyes medioambientales más importantes jamás aprobadas.
"La historia que cuento en mi libro es sorprendente", dice Alter. "Es la de alguien que trabajó duro de maneras que realmente dieron frutos".
"Creo que recordaremos al presidente Carter como un presidente que sirvió en tiempos enormemente difíciles y que tuvo que lidiar con circunstancias que estaban mucho más allá de su control", dice Joseph Crespino, el primer "profesor de historia Jimmy Carter" de la Universidad Emory. Carter visitaba rutinariamente a Crespino y sus estudiantes en Atlanta para hablar de las buenas y malas decisiones que tomó mientras fue presidente.
"Ningún presidente había hecho eso como Jimmy Carter al colocar los derechos humanos en el centro de la política exterior estadounidense", dijo Crespino a la VOA durante una entrevista reciente en su oficina del campus de la Universidad Emory. "Fue importante para cambiar el equilibrio de poder en la Guerra Fría, pero también fue un momento importante después de la Guerra de Vietnam para reafirmar una vez más las responsabilidades morales de EEUU en el mundo".
Crespino precisó que algunos de los logros nacionales de Carter que se pasan por alto incluyen la reorganización del gobierno federal y la desregulación de las industrias de las aerolíneas, el transporte por carretera y la cerveza.
"A menudo asociamos una especie de liberación de la economía de libre empresa con el giro conservador que se produjo con Ronald Reagan, cuando en realidad Jimmy Carter, antes de Reagan, ya estaba haciendo mucho trabajo desregulador en su presidencia al reconocer los tipos de límites de la supervisión gubernamental de estas industrias privadas", advirtió.
Los miembros del gabinete de Carter, incluido el exembajador ante las Naciones Unidas Andrew Young, están agradecidos de que su larga vida le haya permitido presenciar una perspectiva más amplia de la historia que refleja de manera más positiva su legado.
"No conozco ningún lugar del mundo donde la gente no tenga cosas buenas que decir sobre él", dijo Young a la VOA mientras hablaba con los periodistas el 17 de septiembre en el concierto por el centenario de Carter en el teatro Fox en Atlanta. "Tanto si tuvo éxito como si no... lo intentó con todas sus fuerzas y llegó tan lejos como el mundo le permitió llegar".
Un mundo que sigue beneficiándose del trabajo del Centro Carter, incluida la lucha contra enfermedades como la dracunculosis, un padecimiento parasitario incapacitante, que se ha reducido a unos pocos casos en África y podría convertirse en la segunda enfermedad erradicada de la historia.
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