El secretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter, prometió una investigación “total y transparente” del ataque aéreo estadounidense a un hospital en el norte de Afganistán que dejó por lo menos 22 muertos.
El bombardeo del sábado generó una tormenta de críticas de grupos de ayuda, incluyendo la organización caritativa internacional Médicos sin Fronteras (MSF), que operaba la instalación médica en Kunduz.
El grupo exigió una investigación internacional independiente del ataque, que según indicó mató a 12 personas del hospital y 10 pacientes.
"El hospital está ahí desde hace cuatro años, es un hospital enorme, el complejo es más grande una cancha de fútbol. Y comunicamos varias veces a través de coordinadas de GPS la ubicación exacta del hospital a todas las partes en guerra en Afganistán. Entonces realmente no entendemos y definitivamente no aceptamos la notificación de daño colateral como escuchamos en el comienzo de la primera reacción”, dijo el Dr. Bart Janssens, integrante de MSF.
Autoridades estadounidenses, hablando a condición de permanecer en el anonimato, dijeron que fuerzas de operaciones especiales de EE.UU. que asesoran y asisten a las fuerzas afganas habían estado siendo atacadas y pidieron apoyo aéreo. Autoridades afganas dicen que fueron atacadas por combatientes del Talibán desde el complejo del hospital.
Médicos sin Fronteras expresó “repulsión” por las declaraciones de las autoridades afganas y dijeron que esto equivale a la admisión de un crimen de guerra.
El Comité Internacional de la Cruz Roja censuró las razones dadas para el ataque.
“En la ley humanitaria internacional, el hecho de que haya supuestas personas sospechosas en el hospital no hace al hospital un objetivo legítimo. Hay un principio en la ley humanitaria internacional que siempre debe aplicarse, es el principio de proporcionalidad y si se ve el resultado de lo que ocurrió el sábado, probablemente no es fue respetado” indicó Jean-Nicolas Marti, director de la delegación de la Cruz Roja en Afganistán.
El sábado, el presidente estadounidense, Barack Obama, ofreció sus “profundas condolencias a los profesionales médicos y otros civiles muertos y heridos en el trágico incidente”.