La primera sheriff hispana de Texas lanzó el miércoles su candidatura a la gobernación de Texas y asoma como la principal rival del gobernador republicano Gerg Abbott en la contienda del año que viene.
Lupe Valdez dijo que renuncia como sheriff, o alguacil, del condado de Dallas después de 12 años de servicio para enfocarse en su campaña. En principio, no se le dan muchas posibilidades en un estado que no elige un gobernador demócrata desde 1990 y en el que Abbott venció por 20 puntos hace tres años a Wendy Davis, una candidata que había logrado proyección nacional con su defensa del derecho al aborto.
Valdez, de 70 años, es una candidata muy diferente: hija de una inmigrante, supo ser trabajadora migrante; sirvió en el ejército y lleva más de 40 años trabajando en las fuerzas policiales. Fue la primera sheriff abiertamente gay de Texas y ha tenido numerosos encontronazos con Abbott sobre el manejo de la detención de inmigrantes sin papeles.
Varias figuras de poco nombre han lanzado también su candidatura a la nominación demócrata, incluido el hijo de un ex gobernador de Texas, pero los pesos pesados del partido decidieron no postularse, entre ellos Julián Castro, secretario de vivienda bajo la presidencia de Barack Obama y ex alcalde de San Antonio.
Desde hace meses que se viene hablando de si los demócratas podrán presentar un candidato fuerte. Valdez, ex agente del Departamento de Seguridad Nacional, dice que se siente orgullosa de ser demócrata.
“Las oportunidades en Texas deberían ser tan grandes como este gran estado, pero son algo que no está al alcance de demasiada gente. Por eso me postulo a la gobernación”, afirmó Valdez en un comunicado. Se esperaba que hiciese el trámite formal sobre su candidatura en las próximas horas.
“Texas y la clase empresarial piden a gritos que vuelva a imperar el sentido común, inversiones inteligentes y la cordura”, declaró Valdez al lanzar su candidatura en su centro de operaciones de Austin.
Valdez es una de unas 40 sheriffs mujeres que hay en Estados Unidos y que representan el 1% de los sheriffs del país, según la Asociación Nacional de Sheriffs.
Abbott, quien buscará la reelección por primera vez, no tiene rivales serios entre los republicanos y ya cuenta con 40 millones de dólares para la campaña.
Sigue siendo popular entre los conservadores que manejan los hilos de la política en Texas y está encabezando la reconstrucción del estado tras el paso del huracán Harvey, que podría requerir la limpieza más costosa jamás emprendida después de un desastre natural en Estados Unidos. La respuesta de las autoridades al temporal fue elogiada en una consulta entre comunidades afectadas por el huracán llevada a cabo por la Fundación de la Familia Kaiser.
La campaña de Abbott difundió un comunicado según el cual la Asociación de la Policía de Dallas apoyaba su reelección.
Pero los demócratas pueden tratar de explotar dos factores: la prohibición de las “ciudades santuario” que Abbott avaló en mayo y su apoyo a un proyecto de ley que regulaba los baños que debían usar las personas transgénero y que fue rechazado después de que empresas como Amazon y Google se opusiesen a él.
La nueva ley sobre ciudades santuarios, conocida como SB4, es la medida más dura tomada hasta ahora contra la inmigración ilegal y fue motivada en parte por la decisión de Valdez del 2015 de no retener a los inmigrantes detenidos por infracciones menores para que los pudiesen recoger el servicio de inmigración. En su momento, Abbott amenazó con quitar a los condados que no colaborasen con el servicio de inmigración fondos por valor de 250 millones de dólares. Dallas, no obstante, no sufrió la pérdida de dinero alguno.
Ann Richards fue la última gobernadora demócrata que tuvo Texas y 1994 fue la última vez que los demócratas ganaron una votación a nivel estatal.