En su travesía para recorrer el mundo, el francés Alexis Dessard llegó a Bolivia hace dos meses como turista, pero vio con sorpresa y preocupación cómo la basura ensombrecía la belleza de algunos lugares que visitaba.
Sin pensárselo dos veces, se propuso empezar una limpieza en el Cementerio de Trenes de Uyuni (Potosí), una especie de estación fantasma de maquinaria detenida en el tiempo y que es considerada uno de los atractivos turísticos del país. A través de sus redes sociales, Dessard lanzó la invitación para que más gente se uniera a esa iniciativa, esperaba unas cuantas personas, pero ese día para su sorpresa, llegaron más de mil.
Lo que inició como una anécdota, ahora se ha convertido en una verdadera cruzada por el medio ambiente y una meta que Alexis pretende cumplir, aunque le tome varios meses de estadía en Bolivia.
“Estoy haciendo una vuelta al mundo y recorriendo los países de Latinoamérica que estén abiertos y es una casualidad que me esté poniendo en este tema del medioambiente. Nada más quise limpiar un lugar, pero viendo la amplitud y solidaridad de los bolivianos me dio ganas de continuar, se volvió como una meta”, dice Alexis Dessard a la Voz de América.
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La limpieza continuó esta semana en Uru Uru, un lago ubicado al sur del departamento de Oruro que recientemente fue noticia en medios internacionales debido a la cantidad de basura que cubría la zona. Imágenes impresionantes de una alfombra de plásticos, aguas servidas y desechos minerales evidenciaban el impacto de la contaminación.
Las autoridades decidieron sumarse a esta iniciativa desplazando maquinaria y brigadas de limpieza conformadas por policías y militares; sin embargo, ciudadanos cuestionan a los gobiernos regionales que no hayan asumido estas acciones con anterioridad.
Bolivia genera más de 7.000 toneladas de basura al día y, de este total, sólo recicla el 4%, de acuerdo a datos de 2019 del Foro de Municipios Gestión Integral de Residuos. “Lo mejor sería no necesitar de este tipo de limpieza y que la gente se haga cargo de la basura de manera responsable y ver cómo clasificarla. También, se necesitan plantas de reciclaje”, asegura el francés Dessard.
La iniciativa además, no ha estado exenta de otras sorpresas, más allá de la acogida. Durante las labores de limpieza, un grupo de voluntarios fue sorprendido al encontrar, el viernes, un esqueleto humano. La Policía hizo el levantamiento de los restos e inició las investigaciones. También hallaron perros muertos entre las inmensas cantidades de basura.
Los cambios son posibles
Desde México, la especialista sénior en materia de residuos sólidos Pilar Tello, en entrevista con la Voz de América, dejó claro que el problema de la basura “está concatenado y a lo que tenemos que pensar los gobiernos es hacia el tema de la gestión comenzando desde el que lo genera hasta el que lo desaparece”.
Un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA) advierte que la contaminación causada por el plástico afecta "de forma desmedida a comunidades marginadas y vulnerables”, al provocar deforestación, desplazamiento o polución del agua potable, más aún en este tiempo de pandemia.
“La justicia ambiental significa educar a quienes están en primera línea de la contaminación causada por el plástico acerca de sus riesgos, incluirlos en las decisiones sobre su producción, uso y eliminación y garantizar su acceso a un sistema judicial creíble”, manifestó la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.
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Entre sus puntos más importantes, el informe emplaza a los gobiernos a prohibir los plásticos de un único uso o asegurar una aplicación de la ley basada en los principios de justicia climática.
Para Pilar Tello, los cambios son posibles, pero dependen en gran medida de la gestión de los sistemas de recuperación y tratamiento, y las acciones de cada persona.
“Todos nosotros generamos un residuo, desde que nacemos hasta que morimos, por lo tanto tenemos que ser responsables de eso, más allá de una ley, más allá de una sanción”, enfatiza Tello.
La humanidad vierte cada año en los ecosistemas el equivalente de su propio peso en plásticos. Son 300 millones de toneladas anuales las que asfixian las vías fluviales y los mares, obstruyen las calles, dañan la vida silvestre y, en última instancia, causan graves daños a la salud pública, dice PNUMA.
Por eso, acciones como la de Alexis Dessard pueden resultar una luz en esta difícil realidad.
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