Cuba iniciará un reordenamiento económico profundo a partir del 1 de enero que incluirá la unificación monetaria y cambiaria, así como un aumento de cinco veces en los salarios.
La medida se produce después de más de 25 años de doble circulación de moneda, aprobada tras la crisis que siguió a la caída de la Unión Soviética, en ese entonces principal aliado de la isla, pero que con los años terminó fomentando la improductividad, coincidieron expertos.
“Reiteramos la trascendencia e importancia de esta tarea, que pondrá al país en mejores condiciones para llevar a cabo las transformaciones que demanda la actualización de nuestro modelo económico y social sobre la base de garantizar a todos los cubanos la mayor igualdad de oportunidades, derechos y justicia social”, dijo el presidente Miguel Díaz-Canel el jueves por la noche al hacer el anuncio.
Sentado a su lado, en un programa especial transmitido por cadena nacional, se encontraba el secretario del Partido Comunista y exmandatario Raúl Castro, lo que en Cuba tiene un fuerte valor simbólico dado el poder de su figura política e histórica.
A partir del próximo año, los cubanos tendrán como único medio de pago el peso cubano o CUP a un cambio único de 24 pesos cubanos por dólar y desaparecerá el peso convertible o CUC que tenía una paridad de uno a uno con el dólar.
Las autoridades también publicaron en la Gaceta Oficial más de una docena de resoluciones y decretos para reorganizar todo el sistema monetario con aspectos salariales, de seguridad social y tributarios, entre otros.
Entre las medidas, por ejemplo, se dispuso elevar en por lo menos cinco veces el salario mínimo actual, que pasará a ser de 2.100 pesos cubanos (87 dólares), al tiempo que se ajustaron las pensiones y retiros para mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores y jubilados en un país donde un médico, que trabaja para el Estado, puede ganar el equivalente a 50 dólares y un mesero del sector no estatal unos 100.
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El proceso de reordenamiento llega en un momento de dura crisis para Cuba, golpeada por sus propias ineficiencias, la paralización provocada por la pandemia en sectores clave como el turismo y el incremento de las sanciones por parte del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump.
Las largas filas para procurarse bienes y el desabastecimiento caracterizaron los últimos meses a la isla, cuyo gobierno sostiene una amplia política de subsidios masivos para la alimentación, la salud pública y la educación gratuita, entre otros beneficios.
Díaz-Canel insistió en que el reordenamiento se hará sin “políticas de choque” que dejen desamparados a los sectores más vulnerables.
El peso cubano, la única moneda que circulará a partir de enero, es el que recibe principalmente la población como salario y el mismo que utiliza para el pago de alimentos y servicios como luz o gas. Sin embargo, en algunas tiendas donde se ofertan productos de primera necesidad o aseo, el pago es con CUC.
Agobiado por la falta de liquidez, el gobierno abrió recientemente otros comercios en los que se permite el pago en dólares, pero no en efectivo sino mediante una tarjeta de crédito. Las autoridades dijeron que éstos permanecerán incluso después de que se unifiquen las monedas nacionales.
El fin de la circulación legal de dos monedas podría sacar a la luz ineficiencias de las empresas, dado que el gobierno había fijado montos de cambio diferentes para las compañías estatales, que ahora tendrán que ajustarse a 24 pesos cubanos por dólar.
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