Los trabajadores de los sectores de servicios y comercio de México y Estados Unidos serán los más afectados por las restricciones al tránsito terrestre a lo largo de los 3.000 kilómetros de frontera común entre ambos países.
Para mitigar la propagación del coronavirus, los dos vecinos acordaron extender por 30 días, hasta el 22 de junio, las limitaciones a los cruces terrestres no esenciales.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México detalló que las restricciones continuarán en los mismos términos en que se han desarrollado desde su implementación el 21 de marzo y seguirán los esfuerzos para coordinar las medidas sanitarias en la región fronteriza.
No se contemplan, por ejemplo, traslados para compras, recreación y visitas familiares rutinarias, aunque fuera de la restricción a lo considerado no esencial, se permiten los viajes comerciales, laborales y movimiento logístico de servicios esenciales, junto con el transporte de mercancías y servicios indispensables, como la atención médica y la compra de medicamentos.
Según cifras oficiales, alrededor de 16 millones de personas cruzan cada mes de México a Estados Unidos. El 74 por ciento lo hace en vehículos propios, un 25 por ciento transita como peatones o en vehículos no motorizados, y solo un 1 por ciento pasa en autobuses.
De acuerdo con un estudio del Instituto Mexicano del Transporte, los dos motivos principales de los traslados cotidianos de pasajeros son las actividades de trabajadores del sector terciario que residen en México y viajan a sus centros laborales en las ciudades fronterizas de Estados Unidos y los viajes por motivos comerciales, en especial la compra de productos.
El documento indica que la reducción de la movilidad de personas en vehículos particulares fue de 31,6 por ciento y la de peatones o vehículos no motorizados fue de 33,7 por ciento en marzo del presente año, “lo cual significa varios millones de personas menos transitando por la frontera”.
También lea Política fronteriza de EE.UU. continuaríaOtro análisis del IMT revela que el Intermodal Cross Border, que moviliza contenedores entre Estados Unidos y México, presenta una fuerte contracción equivalente a un 30,8 por ciento en el periodo del 27 de marzo al 2 de mayo, respecto al mismo lapso del año pasado, debido al cierre de la industria automotriz.
Jorge Eduardo Mendoza, investigador y director del departamento de Estudios Económicos del Colegio de la Frontera Norte, advirtió que esta situación derivará en una caída del empleo, y sectores como el turismo, restaurantes y servicios se verán muy afectados.
También habrá un gran impacto en los ingresos de la clase trabajadora, indicó.
Mendoza explicó que la gente que va a trabajar y tiene que cruzar por la vía normal de las garitas, sufre un detrimento muy fuerte.
“Esto va a tener un impacto bastante grande en los ingresos de la gente, de los llamados ‘commuters’”, gente que vive en la ciudad fronteriza de Tijuana y cruza hacia Estados Unidos.
El investigador subrayó que estamos viendo una caída notable de los cruces peatones, de autobuses, de vehículos de pasajeros y personales, y dijo que eso va a traer una contracción de los ingresos de la población en las ciudades fronterizas.
Puso de ejemplo que en la garita de San Ysidro, en enero de este año, cruzaron 831.000 personas y para marzo disminuyó el flujo a 540.000. De igual manera los cruces de vehículos pasaron de dos millones 300.000 en enero a un millón 600.000 en marzo, mientras que los autobuses de pasajeros han caído de 8.600 que hacían cruces en enero a 4.700.
En Otay también se registra una fuerte caída en los cruces. El de pasajeros de pasó de 800.000 en enero a 560.000; los de personas que hacen el paso a pie bajaron aceleradamente de 283.000 a 199.000.
El especialista señaló que es previsible que esta situación sea superior en las diferentes garitas, en ambos lados de la frontera, con la salvedad de que el transporte de carga sigue funcionando, por ser considerado esencial.