Ecuador tiene un nuevo presidente. Guillermo Lasso ha tomado posesión del nuevo gobierno en un momento especialmente crítico: con una pandemia que se agudiza a medida que la distribución de la vacuna se ralentiza, con el sistema sanitario al límite y con una presión social que clama por medidas mucho más efectivas para asegurar la estabilidad económica y política en el país.
Un país sumido en la pobreza
Y es que la nación andina vive una de las peores épocas que se recuerdan. Actualmente encabeza, junto a México y Honduras, el ranking continental de los países donde más ha crecido la extrema pobreza, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pasando del 7,6% al 12,8%.
Para entenderlo de otra manera: cuatro de cada 10 ecuatorianos tienen problemas para comer y siete de cada 10 tienen trabajos informales, muchas veces basados en las ventas callejeras.
Por eso, el nuevo jefe del ejecutivo llega al cargo con el objetivo de cumplir con el cambio de rumbo del país, su gran promesa de campaña. El ya expresidente Lenín Moreno, el antecesor en el cargo, en declaraciones a la Voz de América afirmó que dejaba “una mesa no servida” debido a que el país se ha tenido que enfrentar a “momentos muy duros”, especialmente en este último tramo de su mandato gestionando la pandemia.
“Cuando tratábamos de levantar la cabeza nos vino (las protestas) de octubre y cuando estábamos encontrando soluciones nos vino esta terrible pandemia que ya dura bastante más de un año”, declaró.
Consenso en la Asamblea
El politólogo Matías Abad Merchán, profesor titular de Estudios Globales en la Universidad de Azuay (Ecuador), sostiene que el actual mandatario “va a requerir que la Asamblea apruebe varias leyes, fundamentales para dar viabilidad a su plan de gobierno”, por lo que va a ser necesario algunos acuerdos puntuales con la coalición de centroizquierda Unión por la Esperanza (UNES) y el Partido Social Cristiano (PSC), de tendencia conservadora.
“Ambas son organizaciones políticas disciplinadas, en donde la decisión del líder se cumple y respeta; por ende, los votos estaban asegurados”, manifiesta Abad Merchán, que también cuenta con una maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca (España).
En su opinión, Lasso es muy consciente de que “la gobernabilidad no solo depende de la Asamblea, sino también de la interacción favorable con los sectores organizados de la sociedad civil, medios de comunicación, autoridades seccionales y otras organizaciones políticas”.
Por eso, muchos expertos subrayan que el éxito o el fracaso de su gobierno radicará en cómo el nuevo presidente ecuatoriano logre unir las distintas sensibilidades del pueblo.
Reclaman un presidente cercano a su pueblo
“Un jefe de Estado gana credibilidad cuando el ciudadano de a pie le estrecha la mano, cuando la población siente que el Presidente no está allá, en Carondelet, sino en su propia parroquia. La política no es solo asignar lo material, también es un acercamiento desde lo simbólico, desde lo lúdico”, comentaba Santiago Basabe, otro politólogo e investigador del centro universitario FLACSO en Ecuador.
Con esa premisa, en el nuevo ejecutivo estarán presentes figuras de todo tipo: desde políticos con una gran trayectoria en instituciones financieras hasta representantes de los movimientos sociales que en los últimos tiempos han estado reclamando un cambio.
“Ahora hay que vacunar, reorientar la economía y proveer a la ciudadanía, sobretodo a la más desprotegida, de condiciones de vida dignas”, agregaba Basabe.
Objetivo económico
Precisamente, para hacer frente a la grave situación financiera a la que se enfrenta el país, Lasso ha designado a Simón Cueva para ejercer la función de Ministro de Economía y Finanzas en el denominado.
Su extenso currículum lo posiciona como una de las personas mejor calificadas para gestionar el plan que pretende desarrollar Lasso durante su gobierno.
Doctor y magíster en economía por la Universidad de París I (Panteón-Sorbona), Cueva fue representante del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Bolivia entre 1999 y 2006, fue director del Banco Central del Ecuador entre 1995 y 1999, también se ha desempeñado como consultor y estratega en el Banco Mundial, en el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de Estados Americanos y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Los medios nacionales lo califican como una persona cercana a la socialdemocracia, por lo que Guillermo Lasso utilizaría su figura para dar el giro al centro que ya evidenció durante su campaña electoral.
“Su posición garantiza la propiedad privada y el avance en reformas laborales y tributarias, pero tampoco se va a desentender de lo social”, auguraba Abad Merchán en unas declaraciones recogidas por el diario El Mundo.
La respuesta a la pandemia
El otro punto clave en la administración de Lasso radica en la respuesta a la pandemia. El jefe del ejecutivo ecuatoriano se ha marcado el objetivo de vacunar a nueve millones de ciudadanos en sus primeros cien días de su gobierno. Es por ello que Lasso ya se ha puesto en contacto con los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y China para poder asegurar, en la medida de lo posible, con las dosis necesarias para inmunizar a la población y aplacar la curva de contagios en el país.
Ese es otro de los pendientes que recogerá Lasso de su antecesor. Lenín Moreno, como dijo anteriormente a la VOA, había lamentado la lentitud con la que se estaba realizando la distribución de las vacunas, a pesar de los esfuerzos realizados por organismos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) o la Organización Mundial de la Salud (OMS) para asegurar una entrega equitativa entre todos los países, especialmente entre los más necesitados.
También lea Guillermo Lasso es el presidente electo de Ecuador: ¿Qué retos tiene?“Comenzamos con entre seis y ocho mil vacunas al día, y ahora vamos con casi cien mil vacunas al día. Nuestra intención es dejar esa experiencia (al nuevo gobierno)”, aseguró Moreno confiado en que la cooperación internacional será clave para afrontar esta crisis sanitaria.
Por eso, dijo estar “a la expectativa de recibir la ayuda de los países poderosos” como Estados Unidos para acelerar el proceso. “Este es el resultado de ser pobres, lastimosamente. Tenemos que estar a la expensa en más de una ocasión de los países poderosos”, subrayaba.
Un gobierno vigilado
Con todo, la región entera está muy pendiente de las protestas sociales que se han desencadenado últimamente. Sobre todo en Colombia y en Chile, donde miles de personas salieron a marchar para protestar contra las medidas sociales que quería imponer los gobiernos de turno. Ecuador vivió lo suyo en 2019 y ese escenario se puede repetir.
“Que no afecte a los sectores más empobrecidos y todo marchará bien. Que no agreda a la ya debilitada clase media generando más impuestos. Si requiere más recursos económicos, que provoque una gran reforma para cobrar los tributos a los grandes evasores”, puntualizaba Basabe.
“Compromiso con Venezuela”
Con respecto a la representación venezolana, Julio Borges, comisionado para las relaciones exteriores nombrado por el líder opositor Juan Guaidó, afirmó este lunes que se encontraba en la toma de posesión de Lasso.
“Estamos convencidos que con Ecuador vamos a fortalecer la coalición internacional en favor de la democracia”, indicó en su cuenta de Twitter, acompañada de una foto. Borges ya había asegurado que ven en Ecuador a “un gran aliado en la lucha por la democracia”.
El presidente ecuatoriano aseguró en abril, después de ser electo, que los venezolanos contaban con su respaldo para “recuperar la democracia” y su compromiso de “aliviar la crisis humanitaria”.
Por su parte, Guaidó, también reconocido por decenas de países como presidente interino, felicitó a Lasso. “Trabajaremos unidos para defender la democracia en la región, sabemos de su compromiso con Venezuela y la libertad”.
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