Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), indicó que en América Latina y el Caribe la inseguridad alimentaria se incrementa con mayor rapidez y esta podría alcanzar el 9,5% de la población en 2030.
Según el informe SOFI 2020, en Haití y Venezuela, el hambre ha aumentado de forma significativa en los últimos años. El mayor riesgo de desnutrición está en Guatemala, El Salvador y Honduras.
La FAO indica que en América del Sur "el aumento en la desnutrición observada en los últimos años es impulsado principalmente por la situación en Venezuela, donde la serie de la prevalencia de la subnutrición (PoU, por sus siglas en inglés) aumentó de 2.5 por ciento en 2010-2012 a 31.4 por ciento en 2017–2019".
En Centroamérica, este indice se incrementará en 3 puntos, y en Suramérica se proyecta que aumente en un 7.7 por ciento, equivalente a casi 36 millones de personas en 2030.
Se destaca que aunque la región tiene una sobresaliente capacidad para abastecer alimentariamente a sus ciudadanos, es una región en la que el hambre es un factor preocupante.
Según la FAO, en 2019, este problema afectó a cerca de 47,7 millones de personas en la América Latina y el Caribe, equivalente a 7,4% del total de habitantes.
En 2030, las cifras del informe no son alentadoras, pues en medio de un contexto en el que la pandemia ha sumido al mundo en crisis, en varios aspectos, el hambre podría aumentar a 9,5% de la población en 2030.
"Se proyecta que la región tenga de 19 millones más de personas hambrientas en 2030, en comparación con 2019, incluso sin considerar el probable impacto de la pandemia de COVID-19", dice la FAO.
"Estamos yendo desde hace cinco años en la dirección contraria. Esto se debe en primer lugar a un débil crecimiento económico (...) y al problema de desigualdad estructural de nuestra región", dijo en una entrevista con la agencia Reuters Julio Berdegué, representante regional de la FAO para América Latina, quien calificó las cifras de hambre como "escalofriantes".
América Latina y el Caribe también es la región con el costo más alto para acceder a una dieta saludable, con un valor promedio de 3,98 dólares por día. Es decir, un poco más de tres veces de lo que una personas pobre puede gastar en alimentos.
Razón por la cual se estima que más de 104 millones de personas no podrán acceder a una dieta saludable.
"Las previsiones muestran que el mundo no está en vías de acabar con el hambre para 2030 y, pese a que se han realizado ciertos progresos, tampoco lleva camino de lograr las metas mundiales sobre nutrición, de acuerdo con la mayoría de los indicadores", agrega la organización.
Según la FAO, la pandemia podría empujar al hambre a más de 80 millones de personas, incluso llegar a 130 millones en el mundo.
Para este año, se estima que más de 890 millones de personas podrían verse afectadas por el hambre, es decir el 9,8% de la población mundial.
"Es probable que la seguridad alimentaria y el estado nutricional de los grupos de población más vulnerables se deterioren aún más debido a las repercusiones socioeconómicas y sanitarias de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19)", señala la FAO.
Expone incluso que según estimaciones unas 690 millones de personas padecieron de hambre crónica, representando un incremento de diez millones, frente a la cifra de 2018, y casi 60 millones más en los últimos cinco años, cuando Naciones Unidas estableció los llamados “Objetivos del Milenio”, entre los cuales estaba erradicar el hambre en el mundo para 2030.
En este sentido, se estima que será imposible cumplirlos, si la tendencia actual se mantiene.