Pandemia hace retroceder erradicación de trabajo infantil en América Latina y el Caribe

La OIT y UNICEF se habían planteado la meta de erradicar el trabajo infantil en América Latina para el 2025, pero la pandemia ha hecho peligrar el alcance de ese objetvo.

“El trabajo infantil es una triste realidad para demasiados niños en esta región”, indica un informe de la OIT y UNICEF.

La pandemia del coronavirus está trayendo consigo un retroceso en los avances de años anteriores en la reducción del trabajo infantil en América Latina y el Caribe, que afecta a unos 8,2 millones de niños, según el más reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

“El trabajo infantil es una triste realidad para demasiados niños en esta región”, indicó el informe.

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El retroceso durante el último año ha sido tan considerable que ha puesto en riesgo la meta trazada en años anteriores de eliminar el trabajo infantil para el año 2025, según ambas organizaciones.

La reversión se ha dado en la región, duramente golpeada por la pandemia, debido al aumento de la pobreza y los prolongados cierres de las escuelas, especialmente entre las familias más pobres y vulnerables.

Según el informe, unos 8,2 millones de niños, entre 5 y 17 años de edad, trabajan en Latinoamérica y el Caribe. La mayoría son varones y un 33 por ciento de ellos son mujeres. El 48,7 por ciento se dedica a labores en el sector agrícola y una proporción similar trabaja en zonas urbanas. Poco menos del 50 por ciento trabaja en el ámbito familiar.

Además del daño que ocasiona en sus vídas el abandono de los estudios, más del 50 por ciento de los niños realizan trabajos peligrosos para su salud, bienestar y educación.

"La combinación de la pérdida de empleo, el aumento de la pobreza y el cierre de escuelas es una tormenta perfecta para la proliferación del trabajo infantil. Abandonar la escuela y entrar prematuramente en el mercado laboral reduce las posibilidades de conseguir mejores empleos en el futuro, perpetuando la trampa de la pobreza", dijo Vinícius Pinheiro, Director Regional de la OIT para América Latina y el Caribe. "Es cierto que ha habido avances en las últimas dos décadas en la región, pero las cifras siguen siendo demasiado altas, y la crisis social y económica provocada por la pandemia podría causar un retroceso dramático si no se actúa pronto".

Para frenar el retroceso es esencial la coordinación entre gobiernos, sociedad civil y organismos de cooperación, según el reporte.

"El diálogo social y la cooperación internacional son esenciales para una respuesta que incluya medidas de protección social, más y mejor educación, fortalecimiento de la inspección laboral y trabajo decente para los padres", agrega el reporte.

Al conmemorarse este sábado 12 de junio el Día Mundial para la Eliminación del Trabajo Infantil, la Organización Internacional del Trabajo y UNICEF piden que se aumente el gasto en servicios públicos como la protección social; el acceso universal a una educación gratuita y de buena calidad, y que se reabran las escuelas de forma segura; el trabajo decente para los adultos y los jóvenes en edad legal de trabajar; que se vuelva a prestar atención al trabajo infantil en la agricultura; que se promulguen leyes que protejan mejor a los niños, que se apliquen eficazmente y que se establezcan sistemas integrales de protección de la infancia allí donde no existan.

A pesar de la disminución del trabajo infantil en la región de América Latina y el Caribe en 2,3 millones entre 2016 y 2020, se estima que la crisis provocada por la pandemia podría revertir esta tendencia positiva.

Y es que el aumento de los niños que viven en hogares con ingresos bajos aumentó como resultado de la pérdida de empleos e ingresos de las familias, las cuales pueden sentirse obligadas a incorporar a los niños a las labores remuneradas como un mecanismo de superviviencia.

Según la OIT y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), esta práctica podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentuales, es decir, entre 100.000 y 326.000 niños más.

“Dado que muchas escuelas siguen cerradas, y que las familias empobrecidas en situación de confinamiento han perdido ingresos durante meses y meses, estamos viendo que más niños y niñas latinoamericanos y caribeños abandonan la escuela y se incorporan al trabajo infantil. Los que corren más riesgo son los de las familias que perdieron sus ingresos y medios de vida", advirtió Jean Gough, Directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. "América Latina y el Caribe esperaba ser la primera región del mundo en erradicar el trabajo infantil para 2025. La pandemia ha hecho que este objetivo sea cada vez más difícil de alcanzar. Es probable que más niños de toda la región caigan en el trabajo infantil en los próximos meses, a menos que las familias reciban ayuda rápidamente."

El trabajo infantil perjudica a los niños y niñas física y mentalmente. El trabajo infantil compromete la educación, restringiendo sus derechos y limitando sus oportunidades futuras, lo que conduce a círculos viciosos intergeneracionales de pobreza y trabajo infantil.

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