¿Por qué América Latina es el nuevo epicentro del coronavirus?

A los empleados de la empresa Flex, en Ciudad Juárez (México), se les toma diariamente la temperatura antes de entrar a la planta como medida de precaución para evitar un brote de coronavirus.

El impacto del coronavirus está afectando de manera significativa a América Latina, un área que ya de por sí estaba amenazada por una inminente crisis económica, según había alertado el Banco Mundial, que pronosticaba una caída del PIB de, por lo menos, el 3 por ciento.

Con todo, la falta de recursos y la dificultad para prevenir una situación sanitaria de estas características ha provocado que esta región se haya convertido en el foco de la pandemia.

¿A qué se debe el rápido crecimiento de los casos positivos de coronavirus en América Latina?

Rafael Meza, profesor asociado de epidemiología y salud global en el Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, recuerda que, por lo general, aquellos pacientes que ya sufren de enfermedades crónicas, como diabetes u obesidad, tienden a tener mayores problemas de salud.

Además, la limitación de atención médica también supone otro factor importante a la hora de determinar las causas de esta crisis sanitaria.

¿Qué pasa en América Latina?

Gráfico que ilustra el aumento de muertes por coronavirus en Colombia, Chile y Brasil

Meza, en el análisis que recoge la Universidad de Michigan, señala que la carencia de recursos médicos para hacer frente a la pandemia en muchos países de América Latina resulta prácticamente imposible hacer pruebas masivas, algo que sí ha hecho Estados Unidos y que, con el tiempo, se ha comprobado que es una medida efectiva a la hora de discernir los casos positivos e implantar la cuarentena.

“La realización de pruebas masivas en algunos países de América Latina simplemente no será posible, lo que afectará la vigilancia y el control”, dijo el experto epidemiológico en unas declaraciones publicadas por su centro educativo.

Pero hay otros dos factores importantes a los que hay que prestar atención para entender por qué se ha llegado hasta este punto y qué es lo que se puede esperar en un futuro.

La economía: un factor determinante

Gráfico ilustra el progreso de las muertes por coronavirus en Brasil.

Por un lado, están las “disparidades socioeconómicas”, un aspecto que, según Meza, “hará difícil, si no imposible, mantener políticas de distanciamiento social por largos períodos de tiempo”.

Y por el otro, hay que fijarse en las denominadas “disparidades socioeconómicas”. Es decir, una gran parte de la población forma parte de la “economía informal”, algo que “dificultará la implementación de estrategias a través de empleadores y lugares de trabajo”.

En esa línea, Brian Winter, vicepresidente de políticas del Consejo de las Américas (COA por sus siglas en inglés) recordó que América Latina es “una región que ya estaba lidiando con años de estancamiento económico y donde la inversión en salud pública está muy por debajo de países desarrollados”, dos factores determinantes que justificarían el incremento de casos en esta zona.

“Algunos países han respondido mejor que otros, con medidas de distanciamiento social y cuarentena”, dijo, al tiempo que advertía que en estos momentos se están viendo “brotes considerables”.

México: en el centro de la atención

El presidente de México, Manuel Andres López Obrador, explicando el número de fallecidos por la COVID-19 en México en los últimos días.

México es el país que está acaparando la atención de toda la región latinoamericana. El 2 de junio la cifra de fallecidos por coronavirus era de 470. 24 horas más tarde, el número ascendía hasta 1,092, lo que despertó la preocupación de la comunidad internacional.

Esta situación ha obligado al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, un organismo perteneciente a la Secretaría de Salud del gobierno de México, a dar un paso al frente y dar explicaciones sobre estos alarmantes informes.

Hugo López-Gatell señaló que muchos de los casos que habían ocurrido en días pasados no se habían confirmado hasta ahora, por lo que así se justificaba el gran incremento de víctimas de la pandemia de un día para otro.

El jueves, el alto funcionario mexicano ofreció una conferencia de prensa en la que señaló que la estimación de muertos por coronavirus podría ascender hasta las 35.000 defunciones.

“Preservamos de manera referencial esta idea de que podrían, en este ciclo epidémico, llegar hasta 30,000 o incluso 35,000 defunciones, todas y cada una lamentables”, manifestó.

Modelo de predicción de la curva en América Latina

Gráfico ilustra el progreso de las muertes por coronavirus en Chile.

Rafael Lozano, que trabaja como investigador en el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, forma parte de un equipo que diseñó un modelo para predecir la curva de contagio.

Su objetivo es prever, con mayor o menor certeza, el desarrollo de la pandemia y así coordinar y evaluar el uso de recursos hospitalarios.

“No hay un modelo perfecto. Todos los modelos tienen incertidumbre y, en realidad, este modelo lo que pretende es facilitar el uso de recursos”, indicaba sobre el modelo que ya se ha utilizado en Colombia, Chile y Brasil.

Lozano, en declaraciones a la VOA, señaló que “los primeros casos importados en la región prácticamente” se dieron de personas que venían de Europa y no de China. Así que el brote llegó mucho más tarde que a Estados Unidos y la región tuvo tiempo suficiente para reaccionar “rápidamente” e implementar medidas para frenar el virus.

Gráfico ilustra el progreso de las muertes por coronavirus en Colombia.

“El hecho de haber llegado un poco después a algunos países les dio la oportunidad de actuar rápidamente, aunque otros actuaron con más precaución y se retrasaron”, agregó al respecto.

Con todo, dicen los expertos, la implantación y la mejora de medidas económicas y sanitarias en estos países será determinante para afrontar con éxito el brote del coronavirus en América Latina.

De lo contrario, alertan, el número podría seguir creciendo sin cesar, especialmente en las comunidades más vulnerables y sin acceso a recursos financieros y hospitalarios.