A finales de marzo, el regulador chileno aprobó sin condiciones la compra de la Compañía General de Electricidad (CGE), con base en Chile. La venta se produjo entre el grupo español de energía Naturgy, a través de su filial chilena, y la corporación china State Grid por 2.570 millones de euros, según se desprenden de los documentos oficiales.
No es la primera vez que China mueve fichas en ese país con el objetivo de ampliar su presencia en industrias estratégicas eléctricas. En 2018, China Southern Power Grid se hizo con una participación del 27,7% de la eléctrica chilena Transelec, desembolsando 1.300 millones por la operación.
La compra por parte de China Water and Electric (CWE) de Chilquinta Energía, otra importante empresa eléctrica, se hizo por 2.230 millones de dólares, lo que permitió que las corporaciones chinas tuvieran el control del 57% de las operaciones eléctricas en todo el país.
Un patrón generalizado
Esas compras “forman parte de un patrón mucho más amplio que se ha acelerado en los últimos años”, reveló Evan Ellis, académico del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, en un informe publicado en la Fundación Jamestown, en el que aborda las estrategias de Beijing para dominar el mercado de las eléctricas en toda la región de América Latina.
“Las empresas con sede en la República Popular China (PRC) han ampliado su control sobre la generación, transmisión y distribución de energía en América Latina a través de adquisiciones y construcción de infraestructura”, expuso Ellis en su informe.
En declaraciones a la Voz de América, el estudioso recalcó que todos estos movimientos forman parte “de una estrategia global para construir un mundo al beneficio de China”.
“Lo hemos visto en su política de vacunación, en las actividades de sus inversionistas. Todo se basa en utilizar su fuerza económica y política para lograr más influencia económica”, explicó Ellis durante la entrevista con la VOA.
Con todo, detalla que “la expansión de China puede entenderse como una dimensión adicional de la estrategia de política exterior de amplio alcance” a través de la cual, el gobierno de Xi Jinping “emplea herramientas combinadas para construir redes físicas y de otro tipo dentro de la economía global que sirvan para acumular riqueza y poder por parte del estado chino”.
“Dichos proyectos generan negocios para las empresas y los bancos chinos, facilitan el acceso a los mercados y productos, y crean un apalancamiento para que la República Popular China avance en sus intereses comerciales en otras áreas”, agrega el autor del informe.
Los proyectos eléctricos más importantes en la región
El documento hace un análisis pormenorizado de las inversiones realizadas por el gobierno chino en planes energéticos, que incluyen una “amplia gama de proyectos hidroeléctricos, eólicos, solares y nucleares en la región”.
Ellis destaca el desarrollo de siete proyectos hidroeléctricos en Ecuador, tres en Bolivia, dos en Argentina, cinco en Chile, dos en Perú, uno en Colombia y se ha intentado materializar dos proyectos en Honduras.
En cuanto a los eólicos, se pone de manifiesto la participación de la empresa china Goldwind en el proyecto Villonaco de Ecuador, otra participación de Power China y Goldwind en Loma Blanca (Argentina), la construcción de un parque eólico en Cochabamba (Bolivia) y la adquisición de Zuma Energy por parte de la compañía estatal china State Power Investment Corporation (SPIC en inglés) para desarrollar proyectos eólicos y solares en cuatro estados mexicanos.
Sobre los proyectos solares, el académico subraya la construcción del parque solar más grande de América Latina en Cauchari (Argentina) con inversiones de China y El Aroma en Ecuador.
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Los planes energéticos en la región han permitido, según explica Ellis en su informe, que haya “un avance de la energía limpia y a bajo costo” a nivel general, a pesar de que las inversiones chinas “han generado con frecuencia malestar social” ya que muchos se preguntan quién, en realidad, se está beneficiando de todas estas operaciones.
“El papel de China en la generación y transmisión de electricidad en la región ha permitido contribuir con componentes de bajo costo y financiamiento a largo plazo para la expansión de la infraestructura, lo que posiblemente ha jugado un papel en el avance de la energía limpia y la electricidad a bajo costo en general”, explica.
“Al mismo tiempo, con frecuencia, se ha generado malestar ya que persisten las preguntas sobre quién se beneficia en última instancia de los proyectos chinos y las crecientes preocupaciones sobre el grado de influencia china sobre la dinámica empresarial, administrativa y política de la región basada en su enorme presencia en la industria energética”, apostilla el experto, que en los últimos años se ha especializado en las relaciones de China con la región sur del continente americano.
La situación económica desventajosa de América Latina
Evan Ellis pone de manifiesto, además, las necesidades económicas que hay en la región latinoamericana, una situación que se ha agravado con la pandemia del coronavirus.
El académico advierte que China se ha aprovechado de este escenario poco esperanzador para ofrecer créditos a los países de la región sur del continente americanos con condiciones que, en muchos casos, son desconocidas y que provocan muchas dudas al respecto.
“Una de las cosas son las cláusulas de confidencialidad, de impedir que los mismos endeudados puedan hablar de lo que han acordado con China. Esto supone un problema para reconocer hasta qué punto los países están en riesgo, hasta qué punto la deuda es sostenible y también crea fuertes problemas de transparencia y corrupción”, detalla a la VOA.
El papel clave del sector energético
A modo de conclusión, Ellis cree que las inversiones en electricidad forman parte del engranaje diseñado por Beijing para ampliar la capacidad de acción en América Latina y, también, para ayudar a las economías de sus países.
“La electricidad es clave para casi todas las dimensiones de las economías de América Latina y será clave para el desarrollo de un crecimiento económico intensivo en tecnología en la región”, afirma.
Sin embargo, el estudioso insta a no bajar la guardia y a poner una “vigilancia continua” ante este tipo de estrategias geopolíticas.
“La posición cada vez mayor de China en el sector merece una vigilancia continua como una espada de doble filo que facilita las actividades económicas en la región y que, en última instancia, dirige los flujos mundiales de riqueza a su favor”, finaliza.
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