Las protestas masivas en Cuba desde el pasado 11 de julio han virado los reflectores hacia lo que la administración del presidente Joe Biden planea hacer con respecto a Cuba.
Varios expertos consultados por la Voz de América dejaron claro que lo primero es el respeto a los derechos humanos, en cambio las opiniones se dividen en cuanto al avance de la narrativa de la administración demócrata sobre si mantener o no el sistema de presiones heredado de la pasada administración, con el expresidente republicano Donald Trump a la cabeza.
El periodista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner considera que “van a empeorar los vínculos entre Cuba y Estados Unidos como consecuencia de los atropellos que hay en las calles cubanas”.
Las protestas dejaron al menos al menos 140 personas permanecen detenidas, según declaraciones ofrecidas por Amnistía Internacional a la VOA.
También lea Periodistas en el punto de mira del gobierno de CubaLos hechos no tienen precedentes en las últimas décadas de la historia de la isla. El referente más cercano se remonta a los brotes de inconformidad de agosto de 1994, cuando miles de personas salieron a protestar en La Habana y el gobierno cubano, con el hoy fallecido Fidel Castro al frente, abrió las fronteras marítimas y se dio el conocido Éxodo de los Balseros.
Las primeras protestas del domingo se dieron en la localidad de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, y en las que los cubanos pedían "¡Libertad!" y coreaban "¡Queremos vacunas!", ante el avance de la epidemia de COVID-19.
Casi la totalidad de naciones que componen la ONU coinciden en abogar por el alivio del embargo estadounidense que pesa sobre la isla. Sin embargo, Montaner se muestra escéptico ante esta posibilidad: “Yo no creo que eso ocurra. No sé qué está pensando la administración Biden, pero creo que van a continuar las sanciones a los militares que son los responsables de los atropellos, me imagino que es lo que ocurrirá”.
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El presidente Biden heredó unas tensas relaciones con el gobierno del Miguel Díaz-Canel, y hasta la fecha no ha implementado cambios a las medidas de presión instaladas por su predecesor Donald Trump. Varias autoridades de Estados Unidos han reiterado en los últimos que la política hacia Cuba "está bajo revisón".
El experto en asuntos cubanos y del área de Latinoamérica, Mike González, y también miembro del centro de estudios Heritage Foundation, cree que las cosas cambiaron el pasado domingo 11 de julio.
“Parecía que la administración de Biden iba a tomar medidas para acercarse a la dictadura castrista”, explicó.
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González enumera los posibles alivios al embargo -como sería el restablecer el envío de remesas directamente a las manos de los cubanos o la reapertura de la embajada en La Habana-, sin embargo, manifiesta que si Biden devuelve el envío de moneda dura Cuba “lo que está haciendo es tirarle un salvavidas a la familia Castro y a Miguel Díaz-Canel”, algo que, vaticina, es “una cosa que le va a ser muy difícil y a un precio políticamente alto ahora”.
Ted Henken, profesor asociado en Baruch College, Nueva York, pone el balón en el campo del gobierno comunista al asegurar que “el gran problema de Cuba es el sistema, que no es efectivo, no es eficiente y no es democrático. Pero Estados Unidos realmente no tiene mucho poder en influenciar a ese gobierno y ese pueblo”.
En una línea de procedimientos, Henken considera que Estados Unidos debería continuar criticando y condenando la represión a los manifestantes “hasta ser claro con el gobierno cubano de que no podemos aceptar represión ni sangre, ni llamadas a guerras civiles en el país”.
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Los paralelos imaginarios entre estas protestas y las que dieron lugar durante el éxodo de 1994, conocido por los cubanos como "el maleconazo", también han hecho saltar las alarmas por un posible éxodo hacia costas estadounidenses. El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, advirtió el martes a los posibles migrantes de Cuba y Haití que no intenten llegar a Estados Unidos ilegalmente por mar, advirtiendo que el viaje era demasiado peligroso y que no se les permitirá ingresar: "Déjenme ser claro: si se hace a la mar, no entrará a Estados Unidos", dijo Mayorkas en una rueda de prensa el martes. "No vale la pena correr este riesgo (...) "No arriesgue su vida intentando ingresar ilegalmente a EEUU", reiteró.
Henken dijo que "hay una diferencia clave ahora (…) es una diferencia clave, legal, que ya no existe: la ley de pies secos, pies mojados. Entonces uno que venga así de Cuba va a ser recibido como indocumentado y hasta repatriado; pero si es una oleada enorme, eso sería otra cosa, porque sería tanto política como logísticamente muy difícil o imposible reaccionar, así como reaccionan normalmente cuando hay un flujo que se puede manejar”, concluye.
Detractor del embargo económico, el profesor de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) Jorge Duany considera que “como mínimo, el presidente [Biden] podría cumplir su promesa de campaña de levantar las restricciones sobre los viajes y las remesas de los cubanoamericanos a Cuba, que ayudarían a paliar las deterioradas condiciones de vida de sus familiares en la Isla”, dijo en correo electrónico a la VOA.
También lea Los retos de Biden con Cuba para seguir el camino de la era de ObamaPara Duany, “el estallido social que ocurrió en las calles cubanas el pasado domingo dificulta que la Administración Biden siga posponiendo la revisión de su política hacia Cuba como algo de baja prioridad”.
Por tanto, señala que Washington podría considerar la reapertura de la sección consular de la embajada de Estados Unidos en La Habana “para volver a gestionar las solicitudes de visas y reanudar el flujo migratorio regular entre Cuba y Estados Unidos”.
Duany asevera que el embargo económico ha sido una medida inoperante para persuadir a las autoridades cubanas de continuar reprimiendo el disenso, por ello, considera que “es poco probable que el recrudecimiento de las sanciones económicas externas contribuya a mejorar la situación de los derechos humanos en Cuba y otros países de la región como Venezuela y Nicaragua”.
De todos modos, concluye “es muy difícil que el embargo se levante dada la falta de voluntad política en el Congreso de Estados Unidos, que es el único que podría eliminarlo”.
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