La voz del tango

Su carrera en el mundo lírico le han permitido profundizar en las voces del tango.

El bajo uruguayo Antonio Soto ofreció un concierto de tangos acompañado en el piano por Aníbal Berraute en la embajada de Uruguay.

“Con el pucho de la vida amarrado” comenzaba su actuación el bajo Antonio Soto en un concierto de tangos que ofrecía en la embajada de Uruguay, adonde fueron llegando sus compatriotas.

Soto y su compañero argentino en el piano, Aníbal Berraute, presentaron algunas piezas del cantante de tango Astor Piazzola que el público siguió con emoción y aplausos interminables.

“A mí me sensibiliza mucho la música de Piazzola, siento no solamente una admiración por el músico que revolucionó considerablemente el mundo del tango, que lo trajo nuevamente al tapete de las consideraciones mundiales para el género. Me emociona mucho su música y trato de expresarlo lo más posible”, comentó Soto a voanoticias.com, quien estuvo acompañado por su familia.

“Mi regreso al mundo del tango se lo debo a Perón”, confesó. Su carrera en el mundo lírico con papeles como Don Giovanni, o el más reciente, bajo el disfraz de Juan Domingo Perón en 'Momia en el armario: el retorno de Eva Peron' le han permitido profundizar en las voces del tango, del recitativo al canto.

“Justamente la música de Piazzola, a quienes tenemos una trayectoria lírica, una cultura de la lírica, nos permite desarrollar un mayor vuelo lírico”, explica en cantante.

Conforme avanzaba la velada el ambiente se fue animando. “Es magnífica es voz de bajo”, comentó una de las asistentes.

“Hay cantantes que tratan de modificar su línea vocal cuando abordan un género que no es propiamente la ópera. Yo pienso que el cantante tiene que mantener su misma voz. Cambian los estilos, y hay que tratar de amoldarse a ellos. Uno no puede cantar Piazzola igual que canta Verdi, pero la voz tiene que ser la misma”, explicó Soto.

El tango no es sólo la pasión, sino que también está el drama de la escena, asegura, y Soto supo transmitir ambas cosas a un público devoto que seguía con aplausos las canciones ya conocidas. Como sucedió con 'Amapola', canción con la que concluyó el recital y que hizo levantarse de sus asientos a muchos de los asistentes.