Las vulneraciones a las mujeres, que son poco más de la mitad de la población en El Salvador, están siendo abordadas desde una perspectiva "feminista" y de género, una forma de hacer periodismo que se abre paso en la nación centroamericana. Los medios Alharaca y la revista La Brújula, abiertamente concebidos como "feministas", son un buen ejemplo de ello.
Estos, confluyen con los medios tradicionales que hacen desde noticia de última hora hasta los que cubren hechos de violencia o crimen organizado. Y es que Alharaca y la revista La Brújula buscan no solo contar los hechos, sino visibilizar hechos discriminatorios contra las mujeres en El Salvador.
El derecho al aborto, la violencia machista, la salud, la economía y hasta el medio ambiente, todos vistos desde el ángulo de género o feminista, ocupan las redacciones de estos medios relativamente jóvenes.
A propósito al Día de la Libertad de Prensa que se celebra cada 3 de mayo, la Voz de América entrevistó a algunas de las periodistas que desde el oficio buscan visibilizar las problemáticas de las mujeres.
“Más del 50 % de la población salvadoreña es mujer”, argumentó en entrevista con la VOA la periodista salvadoreña Clanci Rosa, cofundadora de la revista digital La Brújula. Sin embargo -expone- se trata de una mayoría históricamente “ignorada”.
“Llegamos al periodismo feminista siendo feministas”, afirma, en referencia a la fundación del medio en 2019 por iniciativa de mujeres activistas.
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Laura Aguirre, cofundadora del medio Alharaca, vio la necesidad de crear un espacio propio en el que pudiera dar la representación justa, dentro de las coberturas periodísticas, a los enfoques relacionados con las mujeres y la diversidad sexual, argumentando que estos están excluidos incluso de las agendas públicas.
“Hay una necesidad de poder innovar en las narrativas y en las coberturas. Hay redacciones en las que el abordaje de la noticia es poco ética, sin ninguna perspectiva de género”, expuso.
Dijo que cada vez siente una gran esperanza de que en El Salvador y la región surjan "cada vez más medios que se definen como feministas sin temer a que colegas hombres tachen esto de otra cosa, de activismo (...) Cada vez estamos más segura en nuestros papeles de periodistas, de emprendedoras de medios".
No obstante, Aguirre dijo que todavía identifica varios "retos".
"La subrepresentación de temáticas sobre las mujeres en los medios tradicionales, tanto impresos como los digitales, la violencia contra las periodistas ahora sumada también con la violencia online que se ejerce contra las colegas, a veces del mismo gobierno, pero también lo vemos dentro del ambiente periodístico, cuando son los hombres periodistas quienes se encargan de acosar o de hablar mal de mujeres que nos definimos como periodistas feministas", explicó.
También ve un desafío notable en la sustentabilidad económica de estos medios: " Hay apoyos de organizaciones internacionales, hay fondos a los que podemos aplicar (...) pero trabajamos en la construcción de un modelo que nos permita ser autosostenibles" en aras de lograr la "independencia" para abordar los contenidos que priorizan.
¿Qué busca el periodismo femenista en el Salvador?
Estas reporteras quieren dejar claro que la economía, la política, el medio ambiente o la educación pueden ser abordados con una mirada feminista. Significa -explican- poner luz a la condición de las mujeres salvadoreñas involucradas en estas áreas.
“Si yo cubro el tema del agua voy a hablar de cómo las mujeres viven la falta de agua. Por lo que no queremos solo contar lo que pasa sino denunciarlo. El periodismo feminista tiene un componente altísimo de activismo”, sostiene Rosa, de la revista La Brújula.
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Antecedentes de una nueva generación en el periodismo
Antes de Alharaca y la revista La Brújula, El Salvador dio espacio a las voces feministas en periódicos como Redención Femenina, de 1913. Con el tiempo, las periodistas feministas pasaron de intentar abrirse paso en la realidad de los medios actuales a crear su propio espacio, cada una con una historia en particular.
Rosa tuvo su primer encuentro con el periodismo feminista en la Universidad de El Salvador (UES), la única institución pública de estudios superiores en un país donde cada año, un promedio de 77.000 estudiantes están aptos para iniciar sus estudios universitarios. Dijo que se organizó precisamente para presionar por la apertura de más espacios para el acceso a la universidad.
En el camino observó cómo aún en los movimientos estudiantiles había violencia machista. Por lo que se apoyó en los colectivos feministas una vez graduada. “La academia carece de enfoque de género, no digamos de enfoque feminista. Yo recuerdo que aún se siguen creando los estereotipos de que las mujeres son presentadoras y los hombres camarógrafos”.
Alharaca, en cambio, nació luego de que la periodista Laura Aguirre y el resto de cofundadoras ganaran un premio a la innovación periodística, al presentar un proyecto transmediático enfocado en los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres. “Con este proyecto pensamos en unirnos, no solo para crear otros proyectos, sino para conformarnos como una colectiva”, dijo Aguirre.
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No hacemos periodismo de "comida rápida"
Otro medio de este tipo es Gato Encerrado, que según su presentación tiene agenda propia. "No sigue los temas de moda y tampoco hace eco de los discursos y narrativa del poder. Hacemos lo contrario: cuestionamos el poder a través del método periodístico", dice en su presentación este medio salvadoreño, que si bien no se define como "feminista", sí cuenta con una sección de género, desde donde abordan las historias narradas con ese enfoque.
En conversación con la VOA, la periodista de género, Karen Moreno, explicó que este colectivo es mayoritariamente integrado por mujeres.
"(En la revista Gato Encerrado) creen en las mujeres y nos dan cargos con poder de decisión", recalcó Moreno. "Esto es importante porque en otros medios todavía existe discriminación laboral por género, acoso sexual y laboral a las mujeres periodistas”.
Una realidad de la que escaparon
Hay medios en El Salvador que no tienen políticas de género, protocolos ni reglamentos que prevengan o erradiquen la violencia hacia las mujeres en las redacciones. La falta de ese plan propicia, a criterio de las entrevistadas, discriminación, hostigamiento y acoso a las mujeres periodistas.
Un informe de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) -una de las asociaciones de prensa más antiguas de América Latina- expuso que nueve de cada diez mujeres periodistas entrevistadas consideran que existen prácticas discriminatorias al interior de los medios, y todas las entrevistadas fueron víctimas de esas prácticas.
“Las mujeres periodistas (que laboran en medios no feministas) podríamos estar más organizadas y demandar protocolos funcionales. No hablo de protocolos en los que te van a enfrentar a tu agresor y tu agresor es tu jefe, no”, agrega Rosa.
“Lo que se necesita es ser consecuente en el abordaje periodístico, pero sobre todo a lo interno de la redacción, que se garantice que no haya acoso o discriminación”, concluyó.
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