Hace alrededor de siete años los conciertos de estrellas internacionales y otros grandes shows dejaron de realizarse en Venezuela. El país comenzó a vivir una profunda crisis económica que lo llevó incluso a estar en hiperinflación, originando un éxodo masivo y la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos.
Durante este año 2022, gracias principalmente a la dolarización de facto que vive la nación suramericana, este panorama cambió y las luces del espectáculo se volvieron a encender con el anuncio de una serie de conciertos de artistas nacionales e internacionales.
La banda colombiana Morat, el dúo venezolano Servando y Florentino y la dominicana Natti Natasha son solo algunos de los artistas que se han presentado recientemente en Venezuela. En los próximos meses, agrupaciones como Camila, Sin Bandera y Cultura Profética también pisarán suelo venezolano.
Hasta ahora, las entradas de estos shows oscilan entre 60 y 500 dólares. En algunos casos, como el de Kanny García, se abrió una segunda función luego de que la primera se agotara en horas.
Se trata de una larga lista de personalidades con la que los escenarios venezolanos han vuelto a brillar, para unos esta situación ha generado aplausos porque se está reactivando la industria nacional, para otros críticas al considerar que en un país en crisis económica el grueso de la población no puede acceder a estos espectáculos.
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William Argüello tiene 26 años de experiencia como organizador de eventos. Para él este regreso de eventos internacionales a Venezuela responde principalmente al final de la cuarentena, no de la crisis, pues asegura que pese a la circunstancias, el venezolano que quiere acudir a estos shows siempre trabaja duro para hacerlo.
“El venezolano siempre ha tenido más de un trabajo, es un público muy pachanguero y alegre, a muchos artistas internacionales les encanta el público nacional por eso. Imagino que después de tanto tiempo la gente busca la manera de poder comprar la entrada e ir a estos conciertos” asegura en entrevista con la Voz de América.
Una de las críticas que descarta es que la realización de conciertos sea parte de una ''burbuja” con la que se pretenda esconder los problemas del país. Recuerda que años atrás había hasta dos conciertos por semana y ello no influyó en la dinámica nacional. “Yo no creo que sea una burbuja. Sí, hubo un bajón y los artistas dejaron de venir, pero ahora gracias al fin de la cuarentena están regresando”.
Para Argüello, uno de los puntos más importantes para destacar de este retorno de conciertos es que contribuye a la economía nacional y también genera empleos.
“Al hacer conciertos le estás dando trabajo a una cantidad de gente, me incluyo yo. Por ejemplo, con un concierto en el CCCT (centro comercial ubicado en Caracas) el estacionamiento se llena más, la feria de comida tiene más afluencia. Empleas a gente de seguridad, sonido, tarima. Eso ayuda a la economía del país”, sentencia.
En este punto coincide Mario Dávila, CEO de Origami Producciones, quien además, agrega que el país está preparado para recibir a cualquier artista de talla mundial.
“Tenemos un talento increíble a nivel de ingenieros de sonido, ingenieros de producción, de iluminación, mánager. Acá en Venezuela el talento para la producción de eventos es inagotable, tenemos esa espinita de siempre querer demostrar que hacemos las cosas muy bien”, afirma a la VOA.
Dávila está de acuerdo con que se lleven a cabo este tipo de eventos porque, según comenta, además de ayudar a reactivar a la economía, brindan la oportunidad de vivir experiencias únicas a la población juvenil, la cual hasta ahora, no había tenido la posibilidad de presenciar el concierto de un artista internacional.
Asegura que las entradas son accesibles para todo público dado que pueden elegir de una amplia lista de posiciones que van desde general hasta VIP. Sin embargo, en un país donde el salario mínimo no pasa los 30 dólares y tanto el sector público como privado no devengan sueldos mayores a 100$, destinar 60 dólares para una entrada no es viable para muchos.
Pese a ello, el empresario cree que este tipo de eventos deben verse de forma positiva. “Venezuela estuvo durante muchos años congelada en lo que eran espectáculos masivos para el público, pero hoy en día estamos evidenciando la cantidad de propuestas que están volviendo al país. Más allá de una mejoría, el venezolano necesita su espacio de esparcimiento. Este resurgir debemos apoyarlo, verlo de forma positiva”, agrega.
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La vuelta de los conciertos internacionales a Venezuela despertó la nostalgia de muchos que recuerdan la época de los noventa como la “época dorada”, dada la talla de los artistas que llegaban al país y el nivel de los espectáculos que ofrecían.
Jorge García tiene 42 años de edad y cuenta a la VOA cómo vivió conciertos tan emblemáticos como la visita de Metallica en 1999.
“Recuerdo un evento importante que conmocionó al país. Fue uno de mis primeros conciertos. Me llevaron mis hermanos. Metallica en 1999. Una de las bandas de rock más importantes del mundo. Fue un concierto extraordinario. También tuve el placer de presenciar a Phil Collins en un concierto increíble que jamás olvidaré. Venezuela era la consentida de la región. Los mejores grupos y cantantes del mundo incluían a Venezuela en sus giras”, asegura García, quien agrega que también pudo disfrutar de otros artistas como Shakira, Alejandro Sanz, Juanes, Red Hot Chili Peppers y Roger Waters.
Sobre los conciertos recientes, Jorge pudo asistir al de Servando y Florentino, y aunque la experiencia fue agradable deja claro que el nivel está por debajo al de hace 20 años. “A pesar de no ser la mejor locación (CCCT) ni el mejor espectáculo que he visto, creo que marcó un gran momento después de tantos años de escena apagada e incipiente”, dice.
Sin embargo, está de acuerdo con la realización de estos eventos y espera que en algún momento sus hijos también puedan disfrutar de estos shows. A su juicio, estos conciertos son un respiro en medio de la agitada dinámica social que vive el país.
“Es muy duro ver cómo los hospitales están destruidos, como la educación cada día es más paupérrima, los servicios básicos están en la ruina. Que haya tanta desigualdad.. Sin embargo este tipo de espectáculos son un respiro y un entrenamiento para muchos venezolanos. Ojalá este tipo de eventos generen muchos empleos. Nadie puede eludir la crisis profunda que vive Venezuela, pero tampoco podemos echarnos a morir y pretender no alegrarnos de las pocas cosas alegres y divertidas que están pasando en el país”, sentencia.
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