Aprender a hibernar

Otra sorpresa fue que los osos, al igual que las personas somnolientas por la mañana, son lentos para recuperarse de la hibernación.

Un equipo de científico busca desentrañar el mecanismo de la hibernación en los osos para crear remedios para humanos.

Hibernar tiene grandes ventajas para los osos: emplean muy pocos recursos energéticos para sobrevivir y además, a diferencia del resto de animales que duermen durante el invierno, los osos no se enfrían.

Un equipo de investigadores trata ahora de descifrar cuáles son las capacidades que permiten a este animal reducir el uso que hace de su energía y mantener la temperatura corporal en estándares adecuados al mismo tiempo. Los científicos creen que se podría aplicar a las víctimas de ataques cardíacos, apoplejía y otras dolencias.

La temperatura corporal de los mamíferos pequeños que hibernan puede caer a un nivel cercano a la congelación, algo que no les ocurre a los osos negros, más cercanos al tamaño de los seres humanos, según nuevas investigaciones publicadas por la revista Science.

El autor central del estudio, Brian Barnes, del Instituto de Biología Ártica en la Universidad de Alaska, percibió además que después de hibernar los osos negros no padecen la pérdida ósea y muscular que se produce en los seres humanos después de un prolongado período de inactividad.

El objetivo es desentrañar el mecanismo de esta escasa demanda metabólica para poder trasladarlo a los humanos y desarrollar tratamientos para prevenir la osteoporosis y la atrofia muscular a causa de la falta de uso, entre otros.

Permitiría además a los médicos colocar algún día a los heridos que no pueden moverse en un tipo de animación suspendida o reducida hasta que cicatricen, según las perspectivas de este equipo.

Resultados sorprendentes

Pese a permanecer relativamente templado, el metabolismo de los osos cae a niveles muy bajos. Su consumo de oxígeno se reduce en un 75% respecto al del verano y su tasa cardiaca desciende de 55 pulsos por minuto a 14.

Otra sorpresa fue que los osos, al igual que las personas somnolientas por la mañana, son lentos para recuperarse de la hibernación. Los investigadores esperaban encontrar que el metabolismo de los animales regresara inmediatamente a los niveles normales. Pero las tasas metabólicas no volvían a sus niveles activos durante dos a tres semanas completas.