Una huelga general contra las políticas de Cristina Fernández paraliza el país con bloqueos en pasos fronterizos, puentes, carreteras, autopistas, fábricas, autobuses, ferrocarriles y organismos públicos.
Los sindicatos argentinos lograron paralizar a Buenos Aires y 20 ciudades más con bloqueos en vías y sitios estratégicos para la movilidad.
La protesta cuenta con 160 bloqueos de pasos fronterizos, puentes, carreteras, accesos a las principales ciudades. Más piquetes a fábricas, empresas de autobuses, estaciones de ferrocarriles y organismos públicos.
De esta manera, los sindicatos y movimientos sociales exigen el fin del impuesto a las ganancias para los trabajadores, aumento del salario mínimo vital, aumento de la jubilaciones al 82 %, eliminación a los topes a las asignaciones familiares y políticas contra la inflación que supera el 30%.
El secretario de la Central de Trabajadores Argentinos, Pablo Michelli, señaló que las medidas son “una acción muy contundente en respuesta a la negativa del Gobierno en resolver los problemas que tenemos todos los trabajadores en la Argentina”.
Michelli aseguró que los huelguistas han recibido apoyo de todas las centrales sindicales de Latinoamérica y también de muchas europeas, “porque la solidaridad cada vez funciona más rumbo al ajuste global que se está llevando a cabo"
También hay medias de fuerza en aeropuertos, bancos, recolección de basura, transportes de carga, las gasolineras, los hospitales, las escuelas, la justicia y en las oficinas públicas.
El Gobierno calificó a la protesta de "chantaje" y "oportunismo", mientras la Presidenta llamó a la unidad nacional y a defender el modelo político de inclusión, que según ella, creo más de 5 millones de puestos de trabajo en los últimos años.
Los analistas políticos consideran que los líderes sindicales buscan "un guiño" de la clase media, protagonista de las multitudinarias movilizaciones del 13 de septiembre y el 8 de noviembre muy crítica al gobierno y exigiendo profundos cambios.
La protesta cuenta con 160 bloqueos de pasos fronterizos, puentes, carreteras, accesos a las principales ciudades. Más piquetes a fábricas, empresas de autobuses, estaciones de ferrocarriles y organismos públicos.
De esta manera, los sindicatos y movimientos sociales exigen el fin del impuesto a las ganancias para los trabajadores, aumento del salario mínimo vital, aumento de la jubilaciones al 82 %, eliminación a los topes a las asignaciones familiares y políticas contra la inflación que supera el 30%.
El secretario de la Central de Trabajadores Argentinos, Pablo Michelli, señaló que las medidas son “una acción muy contundente en respuesta a la negativa del Gobierno en resolver los problemas que tenemos todos los trabajadores en la Argentina”.
Michelli aseguró que los huelguistas han recibido apoyo de todas las centrales sindicales de Latinoamérica y también de muchas europeas, “porque la solidaridad cada vez funciona más rumbo al ajuste global que se está llevando a cabo"
También hay medias de fuerza en aeropuertos, bancos, recolección de basura, transportes de carga, las gasolineras, los hospitales, las escuelas, la justicia y en las oficinas públicas.
El Gobierno calificó a la protesta de "chantaje" y "oportunismo", mientras la Presidenta llamó a la unidad nacional y a defender el modelo político de inclusión, que según ella, creo más de 5 millones de puestos de trabajo en los últimos años.
Los analistas políticos consideran que los líderes sindicales buscan "un guiño" de la clase media, protagonista de las multitudinarias movilizaciones del 13 de septiembre y el 8 de noviembre muy crítica al gobierno y exigiendo profundos cambios.