Argentina y Perú son menos corruptos

Durante la administración de Alejandro Toledo, Perú cayó a la categoría "débil" en sus niveles de corrupción, pero para 2010 progresó y pasó a la categoría "fuerte".

El más reciente informe de la organización Global Integrity sobre los niveles de corrupción en el mundo revelan importantes avances en Argentina y Perú.

Argentina y Perú no han dejado de ser naciones con ciertos niveles de corrupción, pero lo son menos que hace dos años.

Según un informe de la organización Global Integrity, Argentina ha tenido una modesta mejoría en comparación con la última evaluación realizada en 2008 gracias a la reducción de la brecha de implementación entre las leyes contra la corrupción y las instituciones, y su aplicación real.

“En particular, la libertad de los medios de comunicación y la integridad del proceso electoral han sido testigos de importantes transformaciones: la aprobación de una nueva ley de radiodifusión en el año 2009, ha contribuido a reforzar el entorno de los medios de comunicación, aunque su aplicación seguirá siendo un desafío”, asegura el reporte discutido en una conferencia de prensa telefónica de la que participó la Voz de América.

La transparencia de las elecciones y las finanzas de los partidos políticos también ha mostrado “signos de mejoría”, aunque siguen generando desconfianza a nivel general.

Sin embargo, los datos que realmente sorprenden son los de Perú. Según la organización, con sede en Washington, el país sudamericano ha progresado significativamente reforzando las instituciones de gobierno y combatiendo la corrupción.

“Los esfuerzos del país han sido reforzados en parte por una aplicación más eficaz de su marco legislativo ya muy fuerte contra la corrupción. El acceso ciudadano a la información ha experimentado mejoras, y un proyecto de ley para la denuncia de irregularidades y protección al sector público ya está en marcha”, asegura el informe.

Esas mejoras registradas llevaron a Perú a pasar de la categoría “débil”, en sus niveles de corrupción asignada en 2007, a “fuerte” en 2010.

Bolivia mantiene su categoría de “débil”, debido en parte a la falta de transparencia con la que los partidos políticos consiguen los fondos para financiar las campañas electorales.

Guatemala, el último de los países de la región incluidos en el reporte de 2010, comparte la misma categoría con Bolivia aunque sus problemas son la ineficacia del sistema de justicia, la falta de aplicación de la ley y las diferencias de género que perjudican fuertemente a las mujeres, en la mayoría de casos, indígenas.

El Reporte también estudió la corrupción de otras naciones en el mundo como Egipto, Yemen, Italia, Etiopía, Nigeria, Polonia, entre otros.

Venezuela y Cuba no fueron incluidos en este Reporte.