Un cocinero arroja un pedazo de pollo en un sartén hondo que agita en un intenso vaivén y que prende en fuego. Es uno de los 10 trabajadores de un pequeño local de comida china en Venezuela, un país acostumbrado a los sabores de la inmigración.
“El arroz chino tipo venezolano fue creado por los chinos que emigraron de Cantón, China a nuestro país. Entonces ellos los adaptaron a nuestra cultura”, dice con seguridad a la Voz de América, Aneuclis Campos, dueña de este local en Caracas.
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La primera oleada de inmigrantes chinos a Venezuela llegó en 1847, mayoritariamente de la provincia de Cantón. Y otros llegaron durante el auge petrolero, en el siglo XX.
Entonces, los locales adquirieron el gusto por la cocina cantonesa, a medida que también, los restaurantes chinos se adaptaron al paladar venezolano.
“Comenzaron a preparar su arroz con lo que encontraron. Ese fue el arroz chino que descubrimos y a él nos arrimamos”, señala por teléfono a VOA el periodista venezolano experto en gastronomía Miro Popic.
“No se puede decir que haya un arroz chino a la venezolana. Lo que hay es una sazón propia a la que nos hemos acostumbrado”, sigue Popic. “Obviamente los migrantes hicieron un aporte, pero también los locales hicieron lo suyo”.
En China hay muchos estilos, sabores y formas de preparar el arroz y depende de cada región.
La cocina es hija de la geografía, del entorno (...) Hoy, con las migraciones, ese entorno se ha hecho global. Cada viajero lleva en su maleta los aromas y sabores de su infancia e intenta reproducirlos adonde llega”.Miro Popic, periodista venezolano experto en gastronomía.
El arroz que se come en Venezuela, explica Campos, tiene dos grandes modificaciones; “añadirle la salsa de soya, colocarlo más oscuro, y sustituir el pollo o alguna proteína, el cerdo, por jamón, esas son las dos grandes diferencias”.
“¿Es mejor que otros?”, se pregunta Popic. “No, es diferente y nos gusta porque es el que recordamos, el que se nos fijó en la memoria y lo hicimos nuestro, el que extrañamos y comparamos cuando encontramos otras versiones en otros países”, se responde.
“Tiene todo un proceso de occidentalización que lo hace distinto de lo que comeríamos si estuviéramos de viaje por los países orientales”, añade la investigadora y docente de antropología alimentaria Ocarina Castillo.
“Cuando uno va a Santiago de Chile hay restaurantes chinos a la venezolana y por supuesto, los migrantes venezolanos buscan esos arroces chinos a la venezolana. Cuando uno va a México hay restaurantes chinos a la venezolana y entonces se ha convertido ese plato en una cosa bien particular, con características que hablan de nosotros aquí en Caracas”, comenta.
Popic sostiene que “la cocina es hija de la geografía, del entorno (...) Hoy, con las migraciones, ese entorno se ha hecho global. Cada viajero lleva en su maleta los aromas y sabores de su infancia e intenta reproducirlos adonde llega”.
Y eso incluye a la comida china estilo Venezuela.
“No hay ningún chino”
En el local de Aneuclis Campos, Apetitos Delivery, no hay paredes rojas o doradas, tampoco dragones de papel o abanicos, típico estilo decorativo de muchos restaurantes chinos en el país.
“Los que conformamos el equipo somos todos venezolanos. No hay ningún chino”, dice entre risas esta ingeniera de profesión, que comenzó con este negocio partiendo de su gusto por la comida china estilo cantones.
Campos comenzó a vender arroz chino durante la pandemia y despachando desde su casa. “Con la receta casera de mi suegra inicia este emprendimiento”.
Hoy tiene establecimiento, emplea a 10 personas y “no, no, ya no utilizamos esa receta inicial”.
Un hombre corta el pollo que luego sazona y guarda en la nevera para agilizar procesos. Otro atiende un pedido por teléfono: un arroz chino especial, compuesto por pollo, jamón y una lumpia. Y en la cocina comienza el movimiento.
Campos va explicando el proceso…
“Es muy importante que el arroz esté sometido a altas temperaturas para que quede bien sueltecito y agarre ese toque ahumado al momento de saltear”.
El wok, una sartén ancha y profunda, ya tiene pollo, zanahoria, jamón. Un cocinero agrega condimentos chinos. Cada tanto lanza un chorrito de aceite. De ahí al empaque de aluminio, listo para ser despachado.
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