Aparentemente, el presidente Bush se dirige a una confrontación constitucional con el Congreso dominado por los demócratas, a raíz del despido de ocho fiscales federales.
La Comisión Judicial de la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó a favor de autorizar que se emitan citaciones, en un intento por forzar a altos funcionarios de la Casa Blanca a testificar por su rol en los polémicos despidos.
El martes, los demócratas de la Cámara de Representantes y el Senado rechazaron el ofrecimiento del presidente Bush de permitir que investigadores del Congreso entrevisten privadamente a su principal asesor, Karl Rove, y a la ex consejera Harriet Miers.
Líderes demócratas han pedido que Rove y Miers testifiquen públicamente, bajo juramento.
Críticos de las audiencias dicen que fueron motivadas políticamente, que altos funcionarios de la Casa Blanca estuvieron muy involucrados y que los principales funcionarios del Departamento de Justicia engañaron a miembros del Congreso sobre las razones para los despidos.
Bush dice que los fiscales federales sirven a gusto del presidente y que pueden ser despedidos en cualquier momento.