Las autoridades en Georgia, en el sur de Estados Unidos suspendieron la sentencia de muerte, un día antes de su ejecución, a un hombre procesado por el asesinato de un policía.
La Junta de Libertad Condicional de Georgia otorgó un aplazamiento de 90 días a la ejecución de Troy Davis.
Sus abogados habían argumentado que numerosos testigos que declararon contra Davis en su juicio han cambiado su testimonio.
Davis fue sentenciado a la pena capital por inyección letal, por haber dado muerte a balazos en 1989 a Mark MacPhail, un oficial de policía.
La viuda de McPhail, Joan, criticó el retraso de la ejecución.
Ella afirmó que la medida envía el mensaje de que se puede asesinar a un policía sin pagar por ello.
Amnistía Internacional elogió la decisión de la Junta de Libertad Condicional.