El Pentágono anunció el cierre de una controversial unidad de inteligencia que había generado preocupaciones sobre espionaje doméstico por parte de los militares.
Las autoridades informaron, el lunes, que la oficina de Actividad de Contrainteligencia de Campo fue fusionada con el centro de la nueva Agencia de Inteligencia de Defensa, que tendrá a su cargo tanto las actividades de espionaje como de contraespionaje.
La antigua oficina se encargaba del mantenimiento de la base de datos creada después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, con la finalidad de identificar potenciales amenazas contra instalaciones y personal militar.
En 2005, la oficina fue criticada tras conocerse que había mantenido informes de vigilancia sin verificar, sobre manifestantes opositores a la guerra, después de que se había comprobado que no representaban una amenaza para la seguridad.
El Pentágono describió la reorganización como
una forma de mejorar el desempeño de las actividades de Inteligencia del
Departamento de Defensa.