La contienda presidencial entre el republicano John McCain y el demócrata Barack Obama probablemente se defina en una serie de "estados indecisos", donde ninguno de los candidatos posee una mayoría abrumadora.
Los candidatos hacen
campaña intensamente en esos estados, como Virginia, Indiana y Pensilvania.
Los electores en esas áreas están preocupados de una serie de asuntos, como la falta de empleos, las ejecuciones hipotecarias, y el alto precio de los seguros de salud, todos temas electorales decisivos.
En el estado de Michigan,
también considerado entre los indecisos, los recientes despidos en las fábricas
automotrices y el alto costo de los seguros de salud han contribuido a las
inquietudes económicas.
Los electores en Florida también
consideran el empeoramiento de la economía estadounidense como un tema
electoral crucial. Los residentes de esa diversa región sureste de Estados
Unidos se han visto fuertemente afectados por la crisis de ejecuciones
hipotecarias.
El tema de la inmigración también ha causado divisiones en la contienda presidencial. Tanto los senadores McCain como Obama intentan atraer electores hispanos, quienes representan un bloque de votación de importancia crítica en algunos estados indecisos como Florida, Colorado, Nevada y Nuevo México.