Las bajas ventas y la pérdida de ganancias en la industria automotriz de Estados Unidos causa crecientes problemas en el mundo.
BASF, el mayor fabricante mundial de químicos, anunció el miércoles que está suspendiendo la producción en 80 plantas. La decisión afecta a unos 20 mil trabajadores.
Ejecutivos de la empresa dijeron que se están
preparando para “tiempos difíciles” después que la industria automotriz
cancelara órdenes súbitamente.
BASF, con sede en Alemania, fabrica una serie de productos que se utilizan en los vehículos, incluyendo químicos que se utilizan en la pintura exterior, aparatos para el control de emisiones conocidos como convertidores catalíticos y plásticos para componentes de motores.
La gigante de químicos alemana también informó que las órdenes para las industrias textiles y de construcción han declinado drásticamente.
Entretanto, el comisionado de Industrias de la Unión Europea, Guenter Verheugen, culpó al sector automotriz de Estados Unidos por los problemas de los fabricantes de autos europeos.
Verheugen dijo este miércoles, que la Unión Europea debe tomar “medidas extraordinarias” para evitar la bancarrota del fabricante alemán Opel. El funcionario advirtió que si Opel, que es una división de la firma estadounidense General Motors, fracasa, eso perjudicaría a toda la industria automotriz europea.
Por otro lado, el mayor fabricante de autos de Japón, Toyota, informó que cerrará por otros dos días, en diciembre, la producción en sus instalaciones de Estados Unidos y Canadá, y despedirá a unos 250 empleados temporales.
La canciller alemana Angela Merkel dijo el martes, que las autoridades europeas están monitoreando de cerca el tipo de ayuda que Estados Unidos ofrece a su industria automotriz. Merkel señaló que no quiere que las compañías europeas estén en desventaja competitiva.
El comisionado Verheugen indicó que la ayuda a los fabricantes de autos europeos sería separada de cualquier asistencia mayor que se preste a las industrias.